domingo, 4 de noviembre de 2007

Él

Lo trajeron a casa años después del accidente, cuando ya nadie se acordaba de él siquiera. Llegaron -ruidosa, pesadamente- y lo dejaron en un rincón, como cosa vieja que era, como bulto inerte, inservible, herrumbroso y feo. Con sus manos toscas lo depositaron -lo aventaron- sobre las baldosas frías. Se dieron la vuelta y simplemente se fueron como habían venido, los hombres ésos.

Me le quedé mirando. Tuve miedo de cruzar el umbral de la puerta de la cocina. Ahí estaba, tan imponente él, a pesar del tiempo. Ajado, sí, y marchito, pero indudablemente majestuoso, con un aire de realeza que jamás supo ocultar. Lo vi ahí y, a galope forzado, me vinieron a la mente dos millones de pequeños recuerdos, fotogramas deshilvanados, como granos de granada desgranándose.

Me vi a mí misma, mirándolo en otros momentos, mirándolo mientras él me miraba. Y vi mis manos tersas. Y olfateé mis cabellos lozanos. Y sentí mis piernas fuertes.

Lloré.

Como no encontré palabras, lloré.

Han pasado más años desde entonces. Cuando voy de la cocina a las escaleras, lo veo en el rincón. Él no me mira porque está como muerto, como ido a otra parte de donde no sé si haya regreso. Ya no le tengo miedo. En nuestras soledades, nos hacemos buena compañía.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Chicheme

- 1 lb. de maíz pilado.
- Azúcar o miel.
- Hielo.

Ponga el maíz en agua toda una noche. Cueza el maíz bien lavado. Déjelo ablandar. Retírelo de la lumbre y permita que se enfríe. Endulce al gusto. Puede agregar leche agria, nance, leche y vainilla o jugo de cualquier fruta.

Bébase al mediodía, sentado en un estanquillo mientras se espera que pase el calor. También es bueno como tema de conversación o simplemente para sentirse en Panamá un ratito.

Y, chaz, que me pongo cursi

Hagamos un trato

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

***

En respuesta a Aleixandre, Benedetti. Sin guante.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Llamadas perdidas

No la conozco, pero me encuentro su voz en todas partes. Que por aquí, que por allá. Siempre amable, siempre discreta.

Me la imagino sonriente. Afable, generosa. Joven, pero no tanto. Madura. Como debe ser una mujer. De ideas claras, propósitos firmes, ideas ordenadas, vestir elegante, maquillaje sobrio, modales sencillos, tacones altos, falda arriba de las rodillas y escote ligeramente pronunciado. Debe llevar el pelo recogido, pero no demasiado relamido. Pienso que se hace rayos, siempre con buen gusto y, especialmente, con moderación. Jamás permitiría que se le vieran las raíces oscuras. Manicure perfecto. Tonos ocres para las sombras de los ojos y los labios. Pestañas largas. Su fragancia: no tanto como un Eaux de Merveilles, pero sí quizá algo de Carolina Herrera. Un bolso de piel. Gafas oscuras. Pendientes cortos y el collar que les hace juego. Reloj con extensible plateado.

Ah. Suspiro. Audix, yo quiero conocerte. (Y, caray, siempre pensé que te llamabas Aulix. ¿Te puedo decir Au, de cariño?)

Breve sobre Carôle

Carôle tiene algunas ideas sobre la vida. Las mismas ideas que tenemos todos. A veces se fastidia por el tráfico, y otras veces le sonríe a un vendedor de fichas Amigo que le desea un buen día. En ocasiones tiene algunos pensamientos políticos, pero no demasiados. Por lo general, está contenta. Sólo en ocasiones se le ve seria, como si estuviera pasando por un mal momento o como si tuviera problemas de estreñimiento. La gente -su gente de a diario, como su jefe y sus compañeros de trabajo, e incluso la recepcionista de su oficina, que es una mujer con uñas rojas- sabe poco sobre su vida privada. Saben que vive con su madre y con un hermano. Saben que tiene un Clío plateado modelo 2005. Saben que no tiene novio y que le gustan las rosquillas de Dunkin' Donuts. Pero no saben mucho más. Tampoco están interesados en saber más, aunque piensan que es una buena chica.

Anoche, Carôle tuvo una jaqueca. Se tomó dos aspirinas antes de ir a la cama. Hoy despertó francamente mejor. Mañana se va de vacaciones. Eso la hace sentirse bien, aunque no sabe si estará haciendo frío en Houston. En la oficina revisará el estado del tiempo y le llamará a su madre para informarle cuál es la temperatura pronosticada para los días que estarán de viaje.

Hace rato, Carôle me llamó. Estaba llorando. Me dijo que la disculpara, pero que no me podría alcanzar para comer. Le dije que no había problema. Luego colgó. O yo colgué. Entonces fue cuando pensé que los pensamientos de Carôle son más profundos de lo que yo pensaba.

Pointless

DIVE070425HG5 abandona el edificio [Hora de salida: 14:18]. Malas condiciones atmosféricas [Temperatura ambiente: 8ºC. Sensación térmica: 5ºC. Viento: del norte, ráfagas de hasta 34 km/h. Humedad relativa: 48%]. Mensaje en el PDA [Número de serie: 53-467 899. Modelo: SL-Z100 (Rex), disco duro de 100GB, 64MB de SDRAM, puerto USBII]: "Undelivered mail notification" [2,567 archivos recibidos, 40GB de memoria disponible]. DIVE070425HG5 accede al módulo de comida rápida [Taco & Thai TM. Hora de entrada: 14:24]. Come [Hora de la orden: 14:31. VeggieTacoXL: 300 g, 551 kcal, 24 g de grasa. PureOrganicTangerineWaterXL: 800 mL, 120 kcal, 0 g de grasa.] Sale [Hora de salida: 14:52]. DIVE070425HG5 regresa al edificio [Hora de entrada: 15:00]. Accede al elevador 15P [SwissLiftCo., 2004. Capacidad máxima: 33 personas, 3000kg]. Piso 76 [FoodDevelopement & Industrialization, Inc. Puesto: Second Marketing Assitant, South SlimLand Department. Sueldo neto: 45,000 IU].

Fin del reporte. 16:32.

- ¿Y después?- carraspea.
- Y después... nada- contesto con la voz atropellada de quien ha guardado silencio durante media hora.

La respiración calma de GUYI000129YT6 no es señal de nada. A su edad, con ese sobrepeso -pienso-, no puede darse el lujo de agitarse. Además, GUYI000129YT6 nunca se exalta.

Nos quedamos en silencio.

- Llegó al piso 76.
- Sí.
- ¿Y después?

El cansancio me detiene antes de responder, nuevamente, lo mismo. 'Y después... nada'- me digo.

- No hay datos.
- Investigue.

Inútil decirle que ese informe en su pantalla es el resultado de mi investigación.

- Mañana espero respuesta- y gira hasta darme la espalda.

Salgo. 16:46. Tomo el elevador. Bajo al piso 76. Entro a la sección de oficinas. Doy tres vueltas. Me llaman de la central de reparaciones automotrices: la unidad estará lista mañana (costo: 2,400 IU). Interrogo a diez empleados (HERU, VILJ, DEPR, CADE, SATG, PAGZ, MIUJ, EERT, FITN, OATF). Guardo los datos en mi dispositivo electrónico de voz. Hago algunas fotografías, pido planos del piso, reviso la salida de emergencia y los sanitarios. Me siento en alguna de esas películas futuristas de antes. Code 46. Tim Robbins se veía bien ahí, aunque no mejor que Uma Thurman en Gattaca. Ya no hacen cosas así.

Entro al módulo de morfoinducción a las 19:37.

Despierto. El cuerpo de DIVE070425HG5 aparece en los depósitos de basura del edificio. Fin del caso.

martes, 30 de octubre de 2007

Estirpe de la Chirris y sus dueños


Aquí está Valentino, heredero de la Chirris.

Qué curioso: el gato de mi hermano y mi gata, ambos son estériles. Ni hablar.

Caballo de fuego



Demonios familiares que nacen de mi entrepierna derecha. Corceles sin heraldos. Vago temblor o palpitación erótica. Fragmentos sin ilación. Llamas que ascienden, trepidantes, desde un colchón individual, abrasándome las carnes, arrancándome las voces con que llamo a un extraño ausente.

Hungaro



La de los ojos lindos es Romina.

Aero-desierto

¿Habrá un cielo para los gatitos?



Gatito CasAzul (octubre 2007- octubre 2007).

No Ending

I've
Seen you hanging from blistering skies
Holding yourself with a grace that defies
Law after
Law as well spit in the eye
Fall on me when you come down

La carretera se abre camino sobre la arena. Una línea parda hasta el horizonte. Quizás ahí acabe todo. O no. A 140 kilómetros por hora, sin destino conocido, sin domicilio fijo, solo...

You've seen me panic
And
Kick without sight
Of any danger except what I might
Know of myself and
See in you
Tonight
Fall on me when you come down

Y "no sé a dónde voy ni quién me lleva. Solo y sin alma el pensamiento sigo que al sol me dice que la vista atreva". Arena cristalizada: la rosa del desierto. Estática, perenne, inviolable, eterna. Y perfecta. Cualidades todas que no sirven para un carajo.

The air is thin and hard to breath,
With
Sweetness that you lost to me
Despite this noose around our kiss,
I try to tell myself
This is
No ending

Recuerdo que alguna vez tuve... ilusiones. Pensé, imaginé, me reí. Volaba y sentía el aire sosteniendo mis huesos. He dejado mi equipaje en tantas casas. Estas botas han pisado algunos mares. Ahora no. A 210 kilómetros por hora no siento pena. No hay dolor. También esto es cierto: no tengo nombre.

Seeing you buzzing from flickering signs
Bringing on warnings of
Incoming fire
Blood on your hands
From the tongue of a liar
Fall on me when you come
Down

La mujer se incorpora en el asiento trasero del auto. Mira hacia afuera. Se pasa una mano por la cara. Acomoda sus chinos revueltos, empapados en el sudor de un mediodía. No sé si está sonriendo o está triste. El efecto del retrovisor me hace concebirla lejana. Saca la cabeza por la ventanilla. Sus palabras se las lleva el viento. Estiro la mano hacia atrás y me prendo de su falda. Aspiro fuerte. Muy fuerte.

The air is thin and hard to breath,
With sweetness that you lost to me
Despite
This noose around our kiss,
I try to tell myself this is
No ending
No ending

Yo pertenecía a esa boca, y la besaba con unción, con reverencia, con sagrado temor: frases sustantivas que han perdido la sustancia. A veces hurgaba en ella con mis dedos toscos. Otras veces la dejaba caminar sobre mi espalda. Nunca la oí hablar. Eso era el silencio de dios. Un silencio eroscida.

Leaving
Alone and
I see you're still breathing
Head out of sight
But the neon's
Deceiving,
There is no danger of you
Getting anywhere here

Hace ya mucho que dejé de ver el camino. A 300 kilómetros por hora, todo es relativo. Y, sin relación alguna con nada, con nadie, lo relativo deja de serlo. Todo es absoluto. El absoluto se vuelve nada. Sin embargo... Estas palabras pesan. Son plomo sobre el cielo plomizo de un atardecer. Aquí tampoco hay muerte. Sólo esa carretera que se abre camino, indiferente a mi falta de propósito. Sólo un cuerpo que rueda. Un arbusto haciendo piruetas en el desierto. Seco, marchito, estéril. Incapaz de sentir dolor. Extranjero para la vida y para la muerte.

I know I'm prone to rushing
In with
No pretence of listening
Despite this noose around our kiss,
I try to tell myself
This is
No ending. No ending
Fall on me when you come down

lunes, 29 de octubre de 2007

Hoy hablé a Sushi Itto

Pedí un Kani Tai.

***
Homenaje a Guillermo.

Pumpkin-cat


How fuckingly sweet, don't ya think?

domingo, 28 de octubre de 2007

A heart-shaped box

Mantuvimos una conversación, a más de 4 mil kilómetros de distancia y varios husos horarios de diferencia. Lo trivial, lo acostumbrado, lo reciente, lo rancio: todo pasando por satélites y llegando a través de Skype. El güero, que todavía firma "H,S,B,", como yo todavía firmo sogh. El manematico. Aún lee La Jornada, y yo sigo haciendo teatro, como cuando nos conocimos, en un aula del Tec: él con su camiseta blanca y sus greñas largas, sus gafas que le daban un aire a Lennon, aunque no eran de aros redondos. Yo, como siempre: sin estilo definido, siendo éste, precisamente, mi estilo.

Cuánta agua ha pasado debajo de estos puentes.

Se dice poco, a pesar de la buena hora y cuarto que charlamos, mientras él comía pasta y ensalada con brócoli, y yo moría por un cigarro. Dijimos poco, después de todo.

Y es que, aunque he apilado un montón de cosas sobre ese recuerdo, ahí, en el fondo, sigue viviendo esa noche en medio del desierto.

Nostalgia


Sin comentarios.

sábado, 27 de octubre de 2007

Manifesto

Should I have more strength,
I would write some poetry.
Should I be creative,
I would write a poem.
Should I let ideas grow on me,
I would be a poet.

But since I have no strength,
and since I'm not creative,
since there is a blank space
instead of big ideas,
I will write no poetry,
no, I will write no poem here,
and no, I'm not a poet.

November Boy

As if he had known it for a long while, he yelled her name, ran towards her, took her by the hand and kissed her. She didn't even blink, didn't turn around, didn't push him or run away. She just stared at his eyes. He stared back at hers. Five minutes later, they split apart, never to see each other again. Or so they thought.

Nevertheless, this story is just something I thought in order to keep my mind away from my own issues. So, it's nothing quite as important as it seems. He and She: they never really existed.

Beckettiana

Música incidental proveniente de una laptop.

Pâle septembre,
comme il est loin,
le temps du ciel sans cendres
il serait temps de s'entendre
sur le nombre de jours qui
jonchent le sol
d'octobre...
Afuera, luz amarilla rebotando en las paredes amarillas del edificio. Sombras tenues. Silencio o calma de un sábado por la tarde. Pláticas moderadas de familias reunidas alrededor de una mesa donde se sirve comida caliente.

Una persona se sienta frente a un escritorio. Cambio de canción.
Quand je marche je marche
Quand je dors je dors
Quand je chante je chante
Je m'abandonne...
Quand je marche, je marche droit
Quand je chante, je chante nue
Et quand j'aime, je n'aime que toi
Quand j'y pense
Je ne dors plus...
La mirada vaga. Sin ánimo, pero inquieta. Triste, pero no mucho.

Un gato duerme sobre una cobija café. Cambio de canción.
Como la luna que alumbra
por la noche los caminos,
como las hojas al viento,
como el sol espanta al frío,
como la tierra a la lluvia,
como el mar espera el río,
así espero tu regreso
a la Tierra del Olvido.
Los dedos fríos. La sangre viajando por las venas.

Nadie llama. Nadie llega. Nadie nada.

Si Esperando a Godot fuera una obra realista, sería insoportable.

WikiQuote

Cita extraída de la Wikipedia, que sabiamente advierte que "no es un consultorio médico":

"La depresión (del latín depressus, que significa "abatido", "derribado") es un estado de abatimiento e infelicidad, que puede ser transitorio o permanente. En la mayoría de los casos, el paciente describe su estado, y así lo ven los demás, como derribado, socavado en su potencialidad, debilitada su base de sustentación afectiva, desplazado su eje de acción usual, desganado, hipoérgico. Es uno de los más importantes depredadores de la felicidad humana.

También se utiliza comúnmente como sinónimo de triste, apenado, bajoneado (neologismo popular que ilustra la mirada del otro, lo ve 'bajo' —que está en un estado inferior al habitual).

Es importante aclarar la diferencia entre un estado depresivo (definido médicamente como cambio en la homeostasis interna sin causa aparentes), con un estado de tristeza (producido por ejemplo con la muerte de un familiar, pérdida de trabajo,...)

Puede tener muchas causas, desde el estrés hasta la genética; y manifestarse de muchas formas, desde la fatiga a la angustia más atroz. Puede tener graves consecuencias sociales, desde la pérdida de horas laborables a la autosupresión de un individuo. Es uno de los problemas más intrincados con que se enfrenta el hombre.

La lucha se emprende desde todos los frentes: el laboratorio, la clínica, la farmacología, la psicoterapia, etc. También las técnicas terapéuticas abarcan las más diversas modalidades. Pero hay un factor común en todo intento de neutralizar este milenario trastorno afectivo: lo afectivo, desde la cordial firmeza del psicólogo/médico que dirige el tratamiento y la calidez comprensiva del familiar, hasta el simple, pero reconfortante, abrazo fraternal."

Y yo complemento: "otro modo de salir de la depresión es consultar su significado en la Wikipedia".

viernes, 26 de octubre de 2007

Tenemos memoria, tenemos amigos...

Y... nada, que estoy decaída y triste. Posibles factores a los que podría deberse mi estado anímico:

1) Cansancio.
2) Anemia.
3) Tensión (o, para usar el conocido anglicismo, estrés).
4) Decepciones.
5) Karma.
6) Acomodo astrológico.
7) Una suma de los factores 1 y 2.
8) Una suma de los factores 3 y 4.
9) Una suma de los factores 5 y 6.
10) Una suma de los factores 7, 8 y 9.

Ahora que estoy así, por las razones que sean, me acuerdo que hace mucho tiempo un tal Vicente me conminó a que oyera una canción de Joaquín Sabina, 'Más de cien mentiras'. La oí. No me ayudó en mucho (o en nada) a aliviar mi tristeza en aquella ocasión (las penas ajenas no sirven para curar las propias), y creo que tampoco lo haría esta vez. Sin embargo, he aprendido algo gracias al tal Vicente y su canción: no hay momento más tranquilo en mi día que cuando acaricio a Romina, y no hay felicidad verdadera que no provenga del alcohol.

martes, 23 de octubre de 2007

Surmenage à trois

A veces ya no sé qué es el perro, ni mucho menos quién es el hortelano.

lunes, 22 de octubre de 2007

Intempestivas no nietzscheanas

Los gatos se mueren, las temporadas de teatro se acaban, las casas se remodelan, el globo se calienta, los osos polares sudan (sobre todo en los espectaculares de Greenpeace, quién sabe qué les harán esos ecologistas a los pobres animalotes)... Todo se fastidia o se acaba, o se fastidia y se acaba. Todo: los focos de la entrada (desde hace mucho), el tiempo que dura una verificación hasta llegar a la siguiente, una iBook limpia (que luego se vuelve asquerosamente sucia), la gasolina en el tanque, el agua caliente, los buenos libros, las fiestas de cumpleaños, los abuelos, las familias juntas, la edad de merecer, los rumis en la habitación de a lado, las vacaciones (cuando las hay, y quiera dios que las haya pronto), el silencio, el crédito de mi Amigo, los días de otoño, el receso entre clase y clase, el periodo entre cierre y cierre, las lunas llenas, la película de Los Simpson, los capítulos de Los Simpson, los chistes de Homero Simpson... y creo que con esto último ya se habrán dado cuenta que todo, absolutamente todo está sujeto a la misma ley: la Ley de la Mierda Universal (así se llamaría si la hubiera descubierto Fernando Vallejo), o la Ley del Acabarse-el-Todo (versión heideggeriana de lo mismo).

Y no sé si sea porque estoy muy cansada, o bien porque no he dormido lo justo en... vaya, desde hace varios cierres de la revista, o porque simplemente soy mujer y las hormonas son unas hijas-de-su-pu-ta-ma-dre, pero desde que oí que al gatito de CasAzul lo habían apachurrado hasta sacarle un ojo de la cuenca, no le encuentro mucho sentido a nada. O, visto al revés, de modo que se aprecie mi gran optimismo, pero sobre todo mi inagotable sentido del humor: le encuentro un enorme sinsentido a todo.

Quizá sólo por eso me decida a sacar un gran libro (¿un Nobel?, ¿un francés?, ¿un plomazo?, ¿un clásico?, ¿una recomendación de Guillermo?, ¿un best-seller?, ¿un cuentito de Cortázar?), cierre esta laptop y no la vuelva a abrir sino hasta mañana a las 6:00, cuando deba terminar todos los artículos que entregaré mañana a los diseñadores de la revista.

Quizá sólo por eso suba una foto cualquiera aquí.


O quizá no sea ni una foto ni cualquiera.

Quizá sólo por eso... me regrese a Torreón en verano. Sí.


P.S. Nótese que en la foto de la esquina superior derecha aparece un gato que también murió atropellado... en la misma calle donde murieron atropellados otros dos gatos de la familia.

Gatitos vienen... gatitos van

¿Tienen gatitos pequeños? No se me acerquen. No me inviten a su ciudad. No me llamen. No permitan que les llame. Hoy a las 15:00 horas, tiempo del centro, murió el "gatito CasAzul". Puede parecer coincidencia, pero fue justo a la misma hora que yo llamé a Viri, quien se encontraba en el lugar de los hechos. Soy la peste. Estoy enojada.

viernes, 19 de octubre de 2007

La Chirris (2006-2007)


Tres de noviembre de 2006. La recién llegada encaramada sobre mi playera de Törrión. Dieciocho de octubre de 2007. La gata blanca, mejor conocida como "La Chirris", muere presuntamente atropellada por un conductor que se dio a la fuga (versión dramatizada: en verdad, nadie vio nada; apenas hoy por la mañana, Lulú me dijo que había visto un gato blanco muerto afuera, y que le había pedido a los de la basura que se llevaran el cadáver, dijo, "para que no apestara").

Fue coincidencia, pero me deja triste saber que murió exactamente el día que llegué a Torreón. Hablando de vacíos, ella dejó uno peludito y grande en el corazón de mi papá, y en el mío también.

jueves, 18 de octubre de 2007

¿Feliz o depre? Sólo Torreón

Síndrome del nido vacío: cuando los hijos se van... los papás deciden remodelar la casa para que sus polluelos ya no quieran volver. Si se ve la casa muy sola, hay que tirarla para que no se sienta el hueco. Santos remedios, Batman.

Mi casa es un desmadre. De los, digamos, 50 metros cuadrados de jardín que había, ya sólo queda, si acaso, la mitad. Mi cuarto desaparecerá en menos de dos meses. El baño. La sala de la televisión. Los lugares que me vieron sufrir la adolescencia. El techo de dos aguas. Qué sé yo. Ahora, claro, mi papá se construyó un "estudio" en la azotea, muy lindo, mientras que mi hermano y yo, si coincidimos en Torreón, coincidiremos incluso en la misma habitación: dormiremos juntos. ¡Dios!

Así que... ¿feliz o depre? No sé. Esto es Torreón.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Para la felicidad-post-depre-post-felicidad



Bonito video de Hello Seahorse!, dirigido por Alfonso Flores-Durón. (Yo pegué periódicos en la pared durante un día. Aprecien esas tomas, carajo).

miércoles, 10 de octubre de 2007

Para la depre-post-felicidad



Nada personal. Digamos que me gustaron los animalitos lyncheanos en bici.

We walked arm in arm
But I didn't feel his touch
A desire I'd first tried to hide,
That tingling inside was gone
And when he asked me:
'do you still love me?'
I had to look away
I didn't want to tell him
That my heart grows colder with each day

When you love someone
But the thrill is gone
And your kisses at night
Are replaced with tears
And when your dreams are on
A train to train wreck town
Then I ask you now, what's a girl to do?

He said he'd take me away
That we'd work things out
And I didn't want to tell him
But it was then I had to say
Over the times we've shared
It's all blackened out
And my bat lightning heart
Wants to fly away

When you love someone
But the thrill is gone
And your kisses at night
Are replaced with tears
And when your dreams are on
A train to train wreck town
Then I ask you now, what's a girl to do?

Pura felicidad


Gracias, Mika, por Grace Kelly.

sábado, 6 de octubre de 2007

Nueva temporada



Id, lector, no seáis ojéis.
La obra es buena: lo veréis.

Mas si el verso os molesta
y os fastidian las palabras,
poned la vista en las tetas
destas actrices tan guapas.


Teodoro (José López Velarde) y Diana (María Aragón).
Elenco A.



Diana (Blanca Alarcón) y su comitiva.
Derecha extrema: Leonido (María Aragón).
Elenco B.

*Diseño del póster: José López Velarde.
* Fotografías: Martha Ladrón de Guevara.

***
Juro solemnemente volver a esta bitácora electrónica para hablar de cosas diversas en cuanto termine la temporada. Por ahora, conténtense con ir a verme (y yo también me contentaré).

martes, 25 de septiembre de 2007

*** AMABLE RECORDATORIO ***

Quienes aún no han ido a ver El perro del hortelano, tienen exactamente dos días para hacerlo (viernes y sábado), si no quieren ser despachados al más ardiente infierno de mi aquiléica cólera. ¡Vayan, o serán perseguidos!

¿Los datos? Dos posts más abajo.

Perro que estrena no muerde...

... ni postea
ni habla
ni piensa
ni lee
ni duerme
ni se enferma ni se mejora...

Perro que estrena... tampoco nada.

martes, 11 de septiembre de 2007

*** ATENTO AVISO A LOS LECTORES DE ESTE BLOG ***
Se les invita cordialmente al estreno de una obra de teatro donde actuó yo. Los insto a que vayan. Es una obra de muy buena calidad, con grandes actuaciones (soy objetiva, en serio) y un tema apasionante: los celos y el amor. Vayan, o serán castigados con las llamas ardientes de mi desprecio.

EL PERRO DEL HORTELANO
De: Lope de Vega
Dirección: Enrique Singer



¿Dónde?
Teatro Casa de la Paz
Cozumel 32, Col. Roma

¿Cuándo?
Viernes 21 de septiembre, 20:00 horas.

Después daremos algunas funciones más en ese mismo lugar. A las que me interesa que vayan son éstas:

Viernes 28 de septiembre, 20:00 horas.
Sábado 29 de septiembre, 19:00 horas.

Lleguen temprano. Lleven sus credenciales de estudiantes o maestros (el boleto está en más o menos 50 varos). Inviten a sus amigos. Obliguen a sus alumnos a verla (después de todo, es un clásico del Siglo de Oro). No se arrepentirán. Y si se arrepienten, peor para ustedes.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Con alambres

'Mi vida pende de un hilo', 'está detenido con alfileres': dos expresiones que me van muy bien en estos días en los que me he visto obligada a conectarme a internet por medio de un cable telefónico que penetra mi computadora por su orificio vaginomódem. Violada, sí, con una chunche metida en su ranura, mi Tinajero no anda tan rápido como solía. Antes surcaba los aires, süave, airoportuariamente.

¿Ella qué culpa tiene de la sicosis de una ex-rumi?

Ninguna. Aquí pagan justos por pecadores.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Afinidades conceptuales

No supe cómo titular esta entrada. Mejor dicho, antes de pensar qué escribiría, pensé en esa conjunción de dos palabras (sustantivo + adjetivo), un tanto pomposa, pero también mamona. Si me preguntaran por qué llegó la idea a mi cerebro, respondería que lo ignoro. Y no mentiría.

Estoy dislocada. Fuera de lugar. Con la cabeza en siete lugares simultáneamente (se va mi pixie tengo estreno del perro del hortelano faltan menos de tres semanas y mi madre me dijo que venía pero mañana debo depositar dinero para comprar el linóleo y los pantalones del vestuario tengo que mandarme hacer una blusa mientras, claro, la revista no puedo escribir los artículos estoy atorada mañana doy clase de literatura como suplente qué feo que hayan atropellado a esta mujer las calles son peligrosas en esta maldita ciudad de méxico me zurra vivir aquí pero ya qué se le va a hacer).

Para distraerme, quizá, o quizá para no pensar en lo que debiera pensar y que me agobia, entré al hace mucho tiempo no visitado blog de mi amigo Guillermo. Le di una ojeada rápida, deteniendo los ojos en las fotos más que en los textos (porque Guillermo escribe bien, pero a veces me aburre un poco tanta seriedad y literatura y reseñas y libros). Luego di click en el link que conduce al blog de Mariana, la que se va a París a trabajar y a estudiar, la que me encontré en un banco hace dos días, la que fuera editora de Istmo, la que escribe con minúsculas solamente. Y ahí sí me detuve a leer su reflexión sobre las risas en el messenger, un tema que hace poco estuve a punto de escribir aquí, y que no lo hice porque no me dio tiempo o porque consideré que no alcanzaría a expresar lo que pienso al respecto o tal vez porque no pienso demasiadas cosas a ese respecto. Y entonces me di cuenta que no hacía falta pensar demasiado o tener las palabras adecuadas para decir lo que uno piensa, y ni siquiera demasiado tiempo. Uno va y escribe (o viene y escribe), y ya. Lo de más, diría la Pixie, es lo de menos.

Así que finalmente sí sé por qué escribí "Afinidades conceptuales", y me doy cuenta que erré en el adjetivo, porque quizá debí titular esto simplemente "Afinidades blogueriles" o "Afinidad de pensamiento". Y punto.

martes, 28 de agosto de 2007

El país de la soledad naciente

Hoy:

- me levanté a las seis de la mañana
- arreglé mi cama
- me lavé los dientes una vez
- di un paseo por el jardín
- podé las ramas de los bonsái
- arrojé una piedra al bosque
- llamé a casa de mi hijo
- dejé un recado en su buzón de voz
- leí las noticias
- comí un poco de arroz
- bebí un poco de té
- me lavé los dientes otra vez
- vi la televisión durante cuatro horas
- enceré los pisos
- alimenté al tamagotchi que me regaló mi hija
- escribí una carta para ella
- bebí dos medidas de sake caliente
- me volví a lavar los dientes
- dormí una siesta

Al despertar, tomé el teléfono y llamé a los bomberos. Colgué. Esperé un rato. Volví a llamar. Colgué. Esperé otro momento. Marqué de nuevo. Colgué. Seguí esperando. Levanté el auricular para remarcar. Colgué. Me detuve a esperar. Y así otras trescientas ochenta y cuatro veces. Nadie vino a ver si mi casa estaba en cenizas. Me siento solo.

***
Las cosas que hay que leer para creer...

sábado, 25 de agosto de 2007

Blogadicción

75%How Addicted to Blogging Are You?

Mingle2 - Dating Site



No soy adicta. Obtuve un puntaje inferior a Zejel y a la Mère des Poussins. Bah. Soy basura. Eres basura, Tinajero.

lunes, 20 de agosto de 2007

The Passenger

Anoche vi la película de Antonioni (de 1975). Me dejó perturbada. Recordé una de mis rolas favoritas: el cover que hicieron Siouxsie and The Banshees (en 1987) a la canción original de Iggy Pop (de 1977), que salió en el disco Lust for Life. Después me vino a la memoria que llegué a Siouxsie gracias al Diablo Guardián de Xavier Velasco (2003), y que fue por Heavenly que conocí a Xavier y a su enorme perro del Himalaya. De paso traje a la memoria mi estancia en la Residencia Universitaria (1998-2002), donde Heavenly y yo fumamos mucho y escuchamos buenas rolas, pero nunca The Passenger. Ya entrada en gastos, pensé en Torreón y las Dunas de Bilbao, no porque haya vivido ahí antes de llegar a la Residencia ni porque Siouxsie, Michelangelo, Heavenly, Xavier Velasco o Iggy Pop hayan visitado La Laguna, sino solamente porque la primera escena de la película en cuestión transcurre en un desierto. Last but never least, me acordé de una periodista que se me encajó en el corazón desde hace un año. No hay que hacer mayores elucubraciones a este respecto.

Al final, me di cuenta que mi vida es como un viaje, que a veces sí siento cierta lujuria por la vida, que tengo diablos guardianes, que me gusta viajar acompañada de buenas compañías y, sobre todas las cosas, que
...

I am the passenger and I ride and I ride
I ride through the city's backsides
I see the stars come out of the sky
Yeah, the bright and hollow sky
You know it looks so good tonight

I am the passenger, I stay under glass
I look through my window so bright
I see the stars come out tonight

I see the bright and hollow sky
Over the city's ripped backsides
And everything looks good tonight
Singing la la la la la la la la...

Biografía de un octavo falso camaleón

Estaba desempleado por aquella época. Bebía mucho. Tenía deudas con mi casera. Usaba casi siempre la misma playera (una blanca, con la leyenda de El Inquilino y una falta de ortografía) para no tener que gastar las otras, que lucían más. ¿Por qué? Por si acaso algún día debía presentarme a una entrevista de trabajo.

Iba pasando por un puente peatonal cuando de pronto, sin presentarse, un hombre de corta estatura se me acercó. Me tendió un papel, grasiento y doblado, con letras artríticas por doquier. Me dijo:

- Lea, siñor.

Yo aparté su mano con delicadeza pero firmemente. Él no se movió. Me suplicó:

- Lea, siñor.

Desconfié un poco. Está en mi naturaleza ser un poco desconfiado, eso es cierto. Volteé hacia atrás y no vi a nadie. Le miré los ojos al hombre de corta estatura y piel morena, ajada: se veía sincero, como se ve cualquiera cuando quiere verse así. Le pregunté qué quería, más por asegurarme de sus intenciones que por otra cosa. Me contestó:

- Lea, siñor.

Y leí. Era una carta. Decía más o menos así:

FIDENSIO: TUS NIÑOS NESESITAN LIBROS PA LA ESCUELA MANDANOS DINERO.
Al hombre de corta estatura, ahora Fidencio, se le llenaron los ojos de lágrimas. Pensé que andaría corto de dinero, así que le di un billete de cincuenta pesos. Me disponía a dejarlo cuando me tomó del brazo.

- No, siñor. Tenga, siñor.

Y me tendió el mismo papel, junto con el billete. Hice un gesto que quería decir "¿y yo qué hago con esto?", pero él insistió. Tomé el papel y el billete. Entonces Fidencio me pidió:

- Escriba, siñor. "Gumaro: yo no tengo hijos. Tampoco dinero. Y no sé leyer. ¿Pa' qué me mandas una carta?".

Le entregué el papel, sin faltas ortográficas. Se le quedó mirando. Me dio las gracias y diez pesos. Se fue, muy contento.

Una semana después, me había instalado sobre el puente, con mi máquina de escribir y un paquete de cien hojas blancas tipo bond. No puse ningún letrero, porque para escribir y leer cartas de gente como Fidencio no hace falta más que estar en el lugar indicado, vistiendo una playera con faltas de ortografía. Desde entonces, bebo más mezcal y menos vodka, y mi casera está feliz porque le estoy escribiendo una historia de amor por entregas: ya me perdonó quince meses de renta.

*** Para los puritanos del blogueo:
Éste es un trabajo en proceso. Preferiría convertirlo en otra cosa, pero no me da tiempo ahora, y si no lo escribo, capaz que se me traspapela en la memoria, entre artículos de cine y clases de Ética. Mejor lo ponemos por aquí, que ya luego me sentaré a buscarlo y a hacerlo con calmita. ***

martes, 7 de agosto de 2007

Nocturnos

Como los búhos.
Como los de Chopin.
Como los gremlins.
Como los vampiros.
Como los enamorados.

Así son mis ensayos de El perro del hortelano.

¿Alguien me regala unas gafas oscuras para esconder las ojeras?

Expo tu Expo

¿Sueñas con organizar algo diferente? ¿Algo que nadie haya pensado jamás? ¿Qué tal 'Expo Tu Infancia' o 'Expo Ex-Esposos'? ¿Has pensado en planear una 'Expo Eutanasia' y no sabes cómo? ¿Quisieras saber lo que necesitas para hacer realidad 'Expo Tu Sueño'?

¡Ven con nosotros! Éste es el lugar indicado para ti, joven visionario.

Expo Tu Expo
Expo Centro
(a dos cuadras de Expo Tu Boda, entre Expo Tu Casa y Expo Bebés)

** Advertencia médica:
La exposición prolongada a las Expo's puede ocasionar Exposionitis Dermática. Algunas personas han presentado reacciones alérgicas. Consulte a su médico (en Expo Salud encontrará todos los servicios y especialidades, ¡en un sólo lugar!). **

No he querido hablar de ello

Sin embargo, enfermé desde el domingo: tengo veintinueveaños.
Creo que sólo se cura con cumplirtreinta.
Éste es uno de esos casos en los que sale más caro el remedio que la enfermedad.

Segundo post con video de YouTube



Estoy confundida. ¿Cuál es la parodia?

lunes, 6 de agosto de 2007

Mi primer post con video de YouTube



Grande.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Lo que Dante ignoraba



... es que la puerta del cielo está en San Pedro del Gallo, Coahuila.

Pregunté por Beatriz, pero no me supieron dar señas de ella.

***
N.delE. (tardía): esto es San Pedro del Gallo, sí, pero eso está en Durango, no en Coahuila. Una disculpa.

The British Affair

(en proceso)

Pleitos familiares

Primera versión.
Ella dice: "¡Ve a chingar a tu madre!"
Yo contesto: "¡Eso hago!"
Mi madre y yo caemos al suelo, muertas de la risa.

Segunda versión.
Me grita, enrojecida, a pleno pulmón: "¡Eres una hija de la chingada!"
Yo contesto, tranquila: "Lo sospechaba, pero... gracias por despejarme la duda, mamá".

Muerte en Venecia

Después de recibir la madrugadora visita de mi mujer en la cama, me dispuse a ver Muerte en Venecia, de Visconti, como parte de mi rehabilitación (misma que no me detendré a explicar, porque me da flojera y también algo de vergüenza).

Me acordé de Pornografía de Witold Gombrowicz, de la reseña que hizo el Charp sobre La montaña mágica de Thomas Mann, de Sobre el teatro de marionetas de Von Kleist, de Platón, de mis no-conocimientos sobre el romanticismo alemán. Pero sobre todo me dejé contagiar por el hombre, mayor y desahuciado, que enferma al contacto con la belleza de un muchachito de rostro angelical. No sabría qué más decir.

La religión de los hippies

Guillermo habría titulado esta entrada de la siguiente manera: Cierta sabiduría en Houellebecq (Las partículas elementales).

"Estos imbéciles de los hippies... Siguen convencidos de que la religión es una iniciativa individual basada en la meditación, la búsqueda espiritual, etc. Son incapaces de darse cuenta de que es todo lo contrario, una actividad puramente social, basada en el establecimiento de ritos, reglas y ceremonias. Según Auguste Comte, el único objetivo de la religión es llevar a la humanidad a un estado de unidad perfecta".

Diablos. Fui hippie (e imbécil) sin saberlo. Bueno, sin saber que era lo primero, aunque estaba al tanto de lo que va entre paréntesis (y que procuro mantener así).

martes, 31 de julio de 2007

extrañODesierto



Ante la sobredosis de ciudad, un poco de desierto para iluminar los corazones.

Yo me pregunto

¿Necesitamos que la policía tenga más armas para propiciar la corrupción, o más bien todo lo contrario?

(Un pensamiento político que nada tendría que hacer aquí. Esto es como mear fuera de la bacinica. Disculpen si los salpiqué).

Residuos literarios

A veces pienso que he leído demasiado a Fernando Vallejo. Esas veces me descubro por la calle diciendo "qué bonito perro, pero... pobre, qué feo dueño tiene".

lunes, 30 de julio de 2007

Living el sex(t)o aniversario

La multitud te abraza. Hombres semidesnudos. Hombres que se rozan. Hombres. Chavitos. Hombres. Mujeres. Jotas. Jotos. Maricas. Putos. Putas. Sexo. Feromonas. Sudor. Wax. Saliva. Brillantina. Sexo. Voces. Ruido. Pum pum pum, catapum pum pum.

Tu corta estatura te pone en desventaja. Tus estrógenos, también. Tus senos, sí. Tu look no-muy-vintage-ni-muy-retro-sino-simplemente-anticuado, por supuesto. ¿Qué haces aquí?

Ella voltea hacia ti, hace una mueca, sonríe, te toma de la mano, susurra (a grito pelado): "anda, vamos a bailar". Piensas: ¿bailar?, ¿cómo?, ¿dónde? Vaya, ¿en qué espacio?

Se abren paso. Un golpe en la espalda. Un pisotón en el pie derecho. Alguien te toca la nalga. Te escupen en la cara.

Hace calor.

No hay aire.

Te sofocas.

No has bebido: no estás feliz.

La barra está lejos, pero vale la pena intentarlo.

Cruzas de nuevo, en sentido contrario. Un golpe... Un pisotón... Alguien te toca... Te escupen....

Llegas.

Te apoyas, con confianza, exiges lo tuyo.

Lo tienes: un vaso transparente, con bebida transparente, hielos transparentes y popote blanco.

Bebes.

Ah.

"¿Qué hago aquí?", piensas.

Bebes.

Ah.

"Qué importa", respondes.

No eres nadie. Lo sabes. No quieres saberlo. Pero lo sabes. Eres un producto. Un producto que consume. El sistema la ha armado en grande: creó un producto que consume. Admiras por un momento este hecho, y también que lo hayas pensado.

Bebes.

Ah.

Bailas con ella.

Vodka tonic

Anoche fui al super. Tenía sed. Paseé por los pasillos. Se me antojaron unas cervezas Gallo. Cambié de idea, giré al estante que estaba a mis espaldas. Vodka.

Vodka francés.
Vodka gringo.
Vodka mexicano (no, gracias).
Vodka sueco: Absolut.

Me decidí por la marca, a pesar del precio. Me llevé el Citron, con un six de Schweppes.

Hoy despierto sin cruda, pero en lunes. Voy al Sanatorio Español, donde internaron a mi roomate (nada demasiado grave, no se asusten). Ya están por darla de alta. Esperamos un rato: su mamá hace cuentas, una de sus hermanas platica, la otra se lleva las almohadas que les cobraron.

Me llega un sms: "ya viste lo de Bergman?"
Pregunto: "qué?"
Me responden: "murió"

Abandono el nosocomio. En el estacionamiento (donde no dejé mi auto, con tal de ahorrarme unos veinte pesos), pienso: aquí nací yo, hace casi exactamente 29 años. Me invade la nostalgia.

En el auto, oigo la radio. Un tipo aconseja a la gente de mi edad que se ponga a trabajar, porque dentro de 30 años habrá en México cerca de 22 millones de viejos (yo tendré 59, apenas). Nadie nos garantiza una vejez tranquila. Nadie me garantiza la felicidad. Moriré.

Llego a casa. Las ventajas del freelance, me recuerdo mientras me despojo de unos jeans demasiado calientes y me ensarto en unos shorts veraniegos. Soy pobre, pero no tengo calor ni me duelen los pies por los tacones. Si me dan a escoger, escojo mi vida.

Sirvo otro vaso de vodka tonic. Vodka sueco, claro. Con los granos de la más alta calidad. Como los granos argentados de Persona, Shame, Scenes from a Marriage, Fanny & Alexander.

Requiescat in pace, Ingmar Bergman (1918-2007).

domingo, 29 de julio de 2007

Suele pasar

Es un día cualquiera: lunes, martes o soleado domingo. Uno (en este caso, yo; en cualquier otro, y de ahora en adelante, El Escritor En Ciernes) realiza alguna labor cotidiana o extra-cotidiana: lava los trastes, alimenta al gato, tiende o dobla la ropa, platica desnudo con su pareja, conduce por una avenida a más de 90 km/hr.

De pronto, llega: la inspiración. Una frase, dos, el inicio de un cuento, de algo, de un texto cualquiera (de ahora en adelante, La Historia). La imaginación sigue su curso mientras El Escritor En Ciernes se halla en pleno jaleo doméstico/laboral. La Historia adquiere forma, volumen, profundidad, textura, color, temperatura.

Pero El Escritor En Ciernes simplemente no puede abandonar la tarea que ejecuta: si deja de lavar, la pila de trastes llega al techo; si no alimenta al gato, éste maúlla y los vecinos se quejan; si olvida la ropa, llueve; si se sustrae de sus deberes conyugales, ya sabemos; si suelta el volante, choca.

Así las cosas, El Escritor En Ciernes procura abrir un documento en su laptop mental, para ir archivando los hallazgos, las bien construidas frases, los adjetivos pertinentes, los personajes, etc.

Sin embargo, La Historia, como cualquier amante, es celosa. Al sentirse despreciada, y tras una noche de largas y agitadas ensoñaciones, La Historia aprovecha el descuido de El Escritor En Ciernes para mandar a la papelera (llamada 'de reciclaje', si El Escritor En Ciernes no conoce el mundo Mac) cualquier rastro de su existencia.

A la mañana siguiente, El Escritor En Ciernes despierta, aturdido pero contento. Soñó, vio cosas, voló quizá. Al cabo de unas horas, una presencia, o mejor dicho, una ausencia, se arremolina en su cabeza. El Escritor En Ciernes recuerda, entonces (y no antes), que olvidó La Historia. Encontrándose, pues, en ese estado de abatimiento, El Escritor En Ciernes destapa una cerveza, se sirve un vodka, prueba algún licor, y se sienta con los codos puestos sobre la mesa. No llora, no. El Escritor En Ciernes sabe muy bien que, en estos casos y como solía decir su madre, ya ni llorar es bueno.

viernes, 27 de julio de 2007

Biografía de un séptimo falso camaleón

Era siniestro y todos le temían. El portón del número 66, en el corazón del 6ème arrondissement, hacía helarse la sangre de cualquier viandante, local o extranjero. Se corrían rumores diversos sobre su inquilino. Algunos hombres decían que bebía sangre de animales. Las comadronas sugerían que había matado a su madre durante el parto. Las doncellas se guardaban de mirarlo siquiera. Los señores lo evitaban con cortesía. Nadie, jamás, le había dirigido la palabra.

Pero llegó ella, con sus siete añitos a cuestas, y cuando lo vio echar el cerrojo a su mansión, dejó la mano de su madre y se abalanzó sobre su cuerpo, abriendo los brazos.

Fueron los diez segundos más largos para los parisinos que, dirigiéndose a sus labores cotidianas, pasaban por la rúa del Siniestro. Pensaron: 'la ahorcará'. Murmuraron: 'está perdida'.

Y... no. Cuando terminó el abrazo, las ropas del Siniestro cayeron sobre la acera.

Días más tarde, algunos periódicos referían que los gendarmes habían prendido a un individuo en el Jardín de las Tullerías. Andaba desnudo, abrazando a la gente.

jueves, 26 de julio de 2007

Biografía de un sexto falso camaleón

Cuando nació, fue nuestro botón de rosa. En la foto de su bautizo, parecía un jazmín. Empezó a dentar y la llamé girasol con semillas. Ya andaba y trepaba por las mesas cuando la apodé bugambilia anaranjada. Entró al colegio y era nuestro tulipán holandés. Un día nos anunció que se casaba: mi Margarita se iba a vivir con su Azucena.

Mi flor se quedó sin abeja.

Ahora tengo un jardín para extrañarla más.

Biografía de un quinto falso camaleón

Sonó el teléfono. Tomé el auricular y contesté, seco. Ella no llamaba para decir que lo sentía. No llamaba tampoco para ver cómo había estado en estos veintitantos años de separación. Mucho menos llamaba para darme la buena nueva de que volvía.

Llamaba para informarme que yo había muerto.

Biografía de un cuarto falso camaleón

La llamaba Marianne y cada día, cuando nos subiámos al trole por Avenida Coyoacán, le regalaba un nuevo adjetivo a sus múltiples atributos.

Primero fueron los labios: abultados como oruga en metamorfosis.

Después los muslos: de barro torneado.

Luego el cabello: de cascada turbia dorada al atardecer.

Siguieron los pies (de gacela), el mentón (de helado de fresa), los párpados (de mariposa), los pómulos (como manzanas), el cuello (turris ebúrnea), los iris de sus ojos (miel sobre hierba fresca del campo), los pechos (porción exacta para la concavidad de mis manos), su espalda (resbaladilla que va del cielo a la gloria)... y así indefinidamente. Sólo faltaba su mano, que una vez llamé 'alabastrina', otra 'nívea' e incluso cometí la indecencia de inventar el término 'porcelínica' con tal de hacerla mía.

La tarde que finalmente encontré el calificativo adecuado para ir a pedir esa palma suya tan incendiada de dedos, mi padre llegó con una sorpresa para mí. Me regaló un Mercedes del año.

Dos años más tarde, sin jamás haber cruzado una palabra con Marianne, a quien jamás volví a colgarle palabras viajando en trolebús, dejé en el altar su cuerpo adjetivado para tomar por esposa a la estólida hija de algún amigo de mi padre. Mucho después, mientras abría las páginas del periódico a la hora del insípido desayuno que preparaba mi mujer, cayó en mi regazo un afiche publicitario: anillos de compromiso se montaban a horcajas en los dedos de la alabastrina, nívea, porcelínica, pero sobre todo perdida-para-siempre mano de Marianne.

Biografía de un tercer falso camaleón

Un día, sólo uno en toda mi vida, desperté agitado. Yo, que solía dormir boca arriba y así mismo recibir cada mañana; yo, que nunca arrugaba las sábanas ni mis ropas de noche; yo, que jamás había hecho que rechinara mi cama de madera... desperté en el suelo, boca abajo, desnudo y con mi camisón de noche amarrado de una pierna.

Había tenido un sueño.

Biografía de un segundo falso camaleón

Corrí tan deprisa como pude. Me senté pronto en la banca, con la libreta sobre las piernas y las puntas de los pies rozando el suelo. Erguido, muy erguido, la cabeza derecha, los brazos quietos, la sonrisa amplia y los ojos bien abiertos. El sol brillaba en mis dientes de leche y en el charol lustroso de los mocasines. Sudaba un poco, pero no quería quitarme el suéter: me veía mejor con él que con sólo la camisa. Dieron las dos en punto y comenzaron a desfilar.

- La mamá de Juan
- La nana de María y Clara Luz
- El papá de Arturo
- El hermano mayor de Alberto
- La abuela de Enrique
- La mamá de las niñas Riquelme
- Los tíos de Jaime y Patricio
- El abuelo de Alicia e Isabel
- El primo de Roberto
- Los papás de Rafael
- La tía de Sofía

A las dos con cuarenta minutos, la Madre Bertha echó un vistazo a la banca.

- Ay, Luis, ¿qué haces aquí? Ándale, córrele, que ya estamos sirviendo la sopa.

De su mano, entré casi arrastrándome de nuevo al internado. Nadie se había confundido de hijo. Tampoco hoy.

Biografía de un primer falso camaleón

Destinada como estaba al fracaso, nunca quise dar signos de debilidad para que no se lanzaran contra mí desde mi más tierna infancia. Quería disfrutar de la apacible levedad de unos veranos tirada al sol, sin oficio ni beneficio, dedicada sólo a cortar frutas de los árboles y a mojarme en el estanque de la casona veraniega en Capri. Se me antojaba pasar algunos inviernos más recluida en la sala de los tapices, oyendo los copos de nieve caer en sordina sobre el jardín, rodeada de retratos de gente adusta, con sus grandes peinados y enormes vestidos. Ansiaba los otoños de paseos vespertinos, las primaveras con asma. Tenía ganas de una vida sin propósito ni sentido, como la de un escritor, pero sin el desasosiego.

Entonces murió mi madre. Le siguió mi padre. Mi tío, un barón notabilísimo que solía publicar sus reflexiones en el diario, me adoptó. Cuando él murió, heredé su biblioteca, su pluma de ganso, su tintero y, también, su manía. Entonces fue cuando empecé a fracasar rotundamente. Me dediqué a escribir.

Manifiesto camaleónico

¿Qué tan falsos son estos camaleones?
Tanto como el mundo que los circunda.
Tanto como el significado de estas palabras.
Tanto como sus lectores.
Tanto más.

lunes, 23 de julio de 2007

Mudanza

Con cuidado... con cuidadito... ¡no, no!... no se detenga... quebrándose, quebrándose... más pa'cá... gire pa'l otro lado... ¡pero no abandone el peso que se me rompe!... más, más... sígale... ahí va... ahí la lleva... ya mero, ya merito... no se me desanime... unos escaloncitos más... no se detenga... ándele, así mero... ahora con confianza... ¡con confianza, le digo!... sí, eso es...

Ya la hizo. Ándele, muy bien. Ya tiene sus 29 años bien colocaditos.

***

No sé qué esperar: las felicitaciones de mis enemigos o las condolencias de mis amigos. Una cosa sí es segura: en el super (sobre todo en salchichonería) ya no me van a bajar de 'señora'. Me lleva la que me trajo*.

*Advertencia para jóvenes lectores*
La autora usa aquí una frase que estaba de moda en su época, que podríamos traducir al español contemporáneo como 'no mames, wey'.

Saturday night live

Su rostro resplandecía con la luz ambarina que caía en cascadas bajo la lluvia. Grandes gotas de agua le mojaban el rostro, seco, atravesando el parabrisas. Sus dos ojos al abrigo de sus dos paraguas me miraban, tiernos. Un resplandor azul se posó en sus labios: el celular relampagueaba. El brillo se adhirió a la superficie pegajosa por donde salen sus palabras y sus besos. Luego cambió la luz. Llegamos a la plancha del zócalo. Bajamos del auto.

Saludé a los novios. Ellos me miraron intrigados. Mi boca sonreía, con los tonos azules de un Nokia rosado.

Muero porque no muero



O, como diría Saúl Hernández, 'mátenme porque me muero'.

El Juego de los blogueros

Por metiche, me enteré que mi amigo Guillermo había sido invitado por Lorena (a quien ni él ni yo conocemos) a participar en un 'jueguito' de blogueros. Hasta ahí, todo iba bien, porque yo no estaba involucrada. Pero... resulta que Guillermo me invitó a mí junto con otras 7 personas a seguir la cadenita (en realidad, Guillermo invitó a las 8 primeras personas que aparecían en los links de su blog, así que probablemente no me eligió a propósito, sino para evitarse la fatiga de pensar nombres). Como soy muy responsable, cumpliré con El Juego (me pregunto si Zagal, a quien le gusta hablar de la Ética aristotélica y esas cosas, hará lo mismo).

REGLAS:
1.Cada jugador(a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo(a).
2. Tiene que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
3. Tiene que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.
4. Debe dejar un comentario en los blogs respectivos de quienes han sido seleccionados, refiriendo al post de El Juego.

Próximos invitados: GeZejel, Selma Sultana, el Charp, Miguel Tormentas, la Mamá de los Pollitos, Isman Bossa, Tanitta y el desconocido y abominable Mario Flores.

1. Me aterra empezar a escribir.

2. Siempre quise ser actriz. Ahora lo soy.

3. Me gusta ser breve, sobre todo cuando no tengo chistes que contar.

4. Mi signo es leo, y soy cliente frecuente de Gandhi, también.

5. Mi lugar preferido no es el desierto, pero siempre termino ahí.

6. Hace un año conocí a la mujer de la que sigo enamorada, trescientos sesenta y tantos días después de haber visto su perfil en hi5.

7. Me gusta hablar de mí, pero no en una lista de ocho puntos.

8. Soy adicta a los gatos, el cine, la literatura, la comida, la música de los Beatles, los cigarros y las cervezas. Podríamos decir, al final de la cuenta, que soy bastante convencional.


Les toca.

Hace veintitantos años



La edad me pone nostálgica. Y, bueno, quién no se pondría así viendo que cumple ya 29 años. No 27, no 28... no. Veintinueve. Hace diez años que regresé a México, sola, para convertirme en 'poeta', decía yo. No sé si soy poeta, pero al menos ya tengo mi licenciatura en Filosofía y mi diploma de actriz.

Pero basta de rollos. Los invito a bailar. Sólo tengo que decidir dónde será el festejo. Quizá Mama Rumba sea la opción.

jueves, 19 de julio de 2007

Haciéndole a un amigo un favor



Vayan. Dice Guillermo que va a estar bien. Yo tengo mis dudas, pero no me hagan caso. Nunca he leído el Cuaderno Salmón. Sólo sé que es caro. Y mamón.

¡Ja!

¡Yomeofrezco!

De-vuelta

Con:

- bombo y platillo
- inspiración
- licencias poéticas
- un texto frejquito para el taller de dramaturgia
- una musa que hace pichí

Mis camaleones y yo, Tinajero el navegante, estamos de regreso. Los aplausos al final. Alégrese quien quiera: yo me ofrezco.

Los trabajos y los días de Ignacio Íñiguez

Mi lugar de trabajo. Mi muy limpio y espacioso lugar de trabajo. Paseo entre los escritorios. El típico ruidito de las luces de neón. Nadie ha llegado todavía. Me gusta la puntualidad. Así soy yo: puntual. Sí, puntual y pulcro. Papeles por aquí, papeles por allá... Hoja de servicio... a la basura. Una nota personal de... ¿quién? “Cliente tal / llamar mañana / 5687 2522”. Trazos rápidos, fuertes, con tinta negra. Tiene carácter. Sí, mjm. Al cajón de los recuerdos. Hoy me llevo otro sobre. Mi zapato izquierdo rechina. Aquí estoy, en mi escritorio. Aspiro fuerte... Ahhh... Nada. No huele a nada. Totalmente limpio. Esta sensación... me gusta. Sí, me gusta. Una mancha en la pantalla de la computadora. Saco un pañuelo del bolsillo y... listo. Ya está. Ahora sí. Vamos a ver. Orden. Ante todo, orden. Las ocho en punto... ¡Ay, Norma...! ¡Normita! Pero qué bien se ve hoy con esa falda roja. Mira nomás esas caderas, se le va a salir el culo si lo sigue moviendo así. Hola, Norma, qué bien te ves hoy. No, no, así no. Norma... Normita, ¿quieres tomar un café conmigo? No, claro que no. Mmm. ¿Le digo que soñé con ella anoche? Norma, soñé contigo anoche y pensé... No, no. No seas estúpido. Nunca le has hablado. No puedes llegar así como así. Tienes que... pensar bien las cosas. Primero lo primero... Estoy sudando. Debe ser el traje. La corbata me aprieta un poco. ¿Qué... diantres...? Nadie lo ha notado, no te asustes... Tengo que ir al baño. Nunca me había pasado tan temprano. No debí ponerme este pantalón. Me queda muy ajustado de aquí. Levanta la cara que te están viendo. Eso, sonríe. Aquí no pasa nada. Enciende la computadora, acércate al escritorio. No. No. Mejor no te muevas. Una cucaracha, dos cucarachas, tres cucarachas... cuatro cucarachas... Ya está... Ahora tengo náuseas. Mejor eso que lo otro. Carajo, su perfume. El de los días de fiesta. Claro, por eso la falda. Está hablando con el supervisor. No voltees, no voltees, no... Volteaste. Saluda al supervisor con tu bonita cara de esclavo. Que vea tus dientes blancos. Que perciba tu completa sumisión. Déjalo sentirse superior. Así. Muy bien. Ahora regresa tu vista a la pantalla, que no te pregunte nada, que no se acerque... Listo. Imbécil de mierda. Como si lo mereciera, el tarado éste. Sin ti, no es nada. Lo sabe, y tú sabes que lo sabe. Y él sabe que tú sabes que lo sabe. No tienes problemas con la autoridad: la autoridad tiene problemas contigo. Siempre. Bueno, no es mi culpa. No puede decirse que sea mi culpa. Si no pueden conmigo, que me corran. Pero no, claro que no, no lo harán. No tienen cómo. Soy in-ta-cha-ble. El empleado ejemplar. Puntual, pulcro... eficaz. ¿Alguien fundió una computadora? Yo lo resuelvo. ¿Se perdió toda la información en el departamento de ventas? Aquí estoy yo. Eres... brutal, Íñiguez. Quién lo diría, ¿verdad? Quién lo diría... del pendejito aquél al que su mamá le llevaba sándwiches de frijoles con huevo para que almorzara en la secundaria. ‘Coma sin pena, mijo’. Con sus manos grasientas. Tengo náuseas otra vez. Ya le llamaré, algún otro día. Hoy no. Hoy es día de fiesta. En casa del supervisor. Martínez. ¿Martínez o Gutiérrez? No, no. Martínez. Estoy divagando. Sistemas, habla Ignacio Íñiguez, ¿le puedo ayudar en algo? Mi trabajo. Ah, cómo me gusta mi trabajo.

***
La tercera es la vencida.
Mi texto para el taller de dramaturgia.
Échenlo a los leones.
Que lo despedacen a gusto.

domingo, 15 de julio de 2007

En menos de un mes

¿Querrás ir a bailar otra vez conmigo?
¿Dudarás cuando te diga que te amo mientras esperamos el auto?
¿Dejarás que te robe un beso?
¿Me seguirás queriendo a pesar de mi avanzada edad?

jueves, 12 de julio de 2007

Divertimentos para combatir el estrés

3-0
La vocal de su nombre es el balón que jamás llegó a las redes.

Cumpleaños
Pensaron que debían festejarlo con goles. Mala cosa que los mexicanos no pensaran lo mismo.

Hurto

"I know nothing in the world that has as much power as a word.
Sometimes I write one, and I look at it, until it begins to shine".

Emily Dickinson.

**
Cortesía de la comadre de mi mujer.

lunes, 9 de julio de 2007

Mi prima Inés

Con sus pecas y su sonrisa bien amplia, sólo la he visto dos o tres ocasiones en persona. Hace un par de noches, se me apareció en un minúsculo álbum fotográfico al que llegué por puro azar.

El mundo, bien lo dice Disney, es tan pequeño como un ajonjolí.

jueves, 5 de julio de 2007

Generación de Actores



(Favor de dar click en la imagen para apreciar el detalle de la felicidad que trae el haber terminado un ciclo)

Contrataciones e informes: aquí.
Servicios: interpretación de papeles trágicos o cómicos (al gusto del cliente), happenings, performances, chistes bien o mal contados, animación de fiestas et aliud.

Cheers!

Un cabo suelto

Hoy nace Ignatius Flamboyán.

miércoles, 4 de julio de 2007

Fragmento de la memoria

Hoy las palabras salen como humo de mi boca, como el humo disperso, desordenado, que encuentra en el caos la razón de su orden. El cielo azul, y más azul el tiempo. Allá, lejos, fuera de mí, los árboles se ríen al son de luces, breves notas amarillas, verdes. Hay en el aire un dejo de melancolía, pero blanca. Conozco el sol por los reflejos ingenuos de los álamos, allá fuera. Mécense tranquilos, casi podría decir impávidos, con una brisa de mar que nos llega, no salada, alada. El tiempo lo miden las ramas coloreadas, los destellos inconstantes, arrítmicos, en las hojas. Allá fuera, lejos de mí, el tiempo se resbala, acuoso, por los canales de las plantas.

A decir verdad, no son álamos, pero me gustaría que lo fueran. Los álamos me recuerdan esa tierra, la tierra donde fui polvo, el polvo fino del desierto que se va haciendo dunas en la delgada línea horizontal. Los álamos, repito, me recuerdan a mi padre. Mi padre habla poniendo su palabra en eso, allá fuera. Su dentro está lleno de presencias extranjeras, de tiempos naturales. Mi padre casi es el álamo amarillo que está en el jardín. Hace un ruido, como de piedras fluviales, como de gotas pequeñas, como murmullo liviano. Ese ruido son sus palabras. Más lo oigo conforme más lo agita el viento. El viento, a veces, es el dolor del movimiento, la vejez, la muerte, tener que vérselas con eso. Mi padre habla cuando lo agita el viento. Pero habla en los signos distraídos de un álamo, del álamo batido por el viento. Inhóspito debe resultarle el cielo claro cuando no hay viento. Y doloroso, por el viento. Siempre es mejor el viento que el sofocante calor de una tarde estática. Mejor el viento. Mi padre es como la tarde clara que se rehace en vientos, que se reduce a breves destellos agónicos de sol, del sol tranquilo de nuestras tardes. Él es el rumor de un álamo al viento. Yo sólo soy un polvo fino, que viaja desde sus pies hasta la duna vecina. Allá fuera, lejos de mí, está mi padre, hablando en el rumor incomprensible de un aire persistente. Una brizna liviana se alza desde su sombra. Al proferir palabras, humo en espiral, difuminado, la brizna se hace con mis palabras. Allá fuera, en mis palabras, alcanzo la noticia esquiva de sus rumores. Mi padre, el álamo siempre frágil y lloroso, sereno, desprende raídas briznas al caminar. Yo, lejos, atestiguo el volar de las briznas, su levedad alegre.

Mi padre no lo entiende, pero él es un álamo allá fuera. A veces, furioso, como ahora mismo, un aire inesperado azota desde el centro del cielo. El aire no, pero el álamo se mece. Con sólo mecerse se presta al viento. Mi padre y el viento son más uno que dos distantes. En el rumor de hojas como de río suave corriente abajo, yo voy adivinando al viento, en mi padre. Conozco al viento, conozco a mi padre. En el hablar pausado y desmembrado de haces de humo, me voy acercando. Azul contorno que nos abarca. Contrasta el cielo detrás del vivo y exultante verde de mi padre. Sus ojos, verdes. Su risa, el verde amarilleado por el sol. Sus hablares, briznas sueltas. Cuando mis ojos se cuelgan, allá fuera, de una rama, también yo soy el álamo. Sutil híbrido de vida y palabra, de ruido que habla, destellos, colores, luces.

Esto es un estarse yendo. Allá fuera, no puedo evitarlo, eludir la realidad. Se está yendo. Aunque me cuelgue de la más firme rama, aunque el viento se compadeciera, él y yo nos estaríamos yendo. Él, quizá, más que yo. Por lo menos, él se estaría yendo de mí más que yo de mí misma. Los álamos, al irse, allá lejos, me recuerdan a mi padre. A mi padre le gusta hacerse con el viento, y con la luz que importa el viento, de más lejos que mi propia distancia. A mi padre le gustan esas tardes amarillas en que lo roza el viento. Yo le veo, distraído, dejarse revolver las ramas por una caricia de sol y de viento. Y, sin saberlo, sus colores son los colores que le trae el viento. Casi podría sugerir que él es viento, un viento de allá lejos, fuera de mí y de él mismo. Hace el viento al álamo como desea. Y el álamo, explosivo, llama al viento cuando es de tarde. Así se van, rozando en la íntima caricia de una llama, de un brillo peculiar de hojas. Quién fuera el viento para alcanzar su tarde. O quién fuera él y estar siempre embriagándose de viento.

El álamo, en esta tarde, es mi padre. Mis palabras, de humo suave, se van lejos, allá fuera, hasta su tarde. Hoy sólo somos palabras, viento, luz de la tarde, destello de hojas, un álamo que sólo es rumor amarillo en el hoy de la tarde.

***

Mixcoac
Octubre 2001

- Ya estoy enterado de todo...
- Ah.
- ... y estamos 'muy contentos'. Todo es 'muy normal'.
- Ehm.
- Y perdóname pero ahorita no tengo ganas de hablar, ¿sí?
- Ajá.
- Adiós, mijita.

Tut-tut-tut-tut/

La cama se me hizo enorme.
Sentí que la pijama me nadaba.
Mis manos pequeñitas.
El techo, alto, muy alto.
Adentro, un hueco.
Un luto.

Una lágrima solitaria rodó cuesta abajo, y luego todas las demás cayeron en tropel.

Por él, soy fan de los Dodgers y de los Pumas.
Él hizo que me gustara Charlie Brown y Snoopy, y luego todos los beagles, y los gatos también, sobre todo los siameses.
Con él fui a Ciandonni muchas veces a comer 'helados-calientes'.
Él me dijo que, cuando nací, caí en una cubeta.
A él le dije que quería ser poeta.

Nunca hemos hablado de 'nosotros' y de 'nuestros sentimientos'.
Pero yo lo quiero a él.
Y sé que mi padre me quiere a mí.

sábado, 30 de junio de 2007

Confesiones de sábado por la noche

Estoy, por decir lo menos, extenuada.

Sin saliva por tanto hablar, con la confianza repartida en catorce porciones individuales y adivinando una migraña o simple jaqueca por falta de alimento. Desfallezco. Lo sé porque ni siquiera tengo ganas de leer. Y tan en gracia que me estaba cayendo el librito de cuentos de Maupassant. Ni modo. Mejor dormir, antes de empezar a creer que Beckett hablaba en serio.

domingo, 24 de junio de 2007

No hay banda

Silencio.
No hay banda.
Il n'y a pas d'orchestra.

miércoles, 20 de junio de 2007

Los astros dicen...

Dear Maria,
Here is your horoscope
for Tuesday, June 19:


Is someone close to you acting a lot more stiff
and starchy than usual? Instead of picking a
fight, just go about your own business. They
might be dealing with some uncomfortable
business in their personal life.

***

A veces, el mejor remedio es el silencio.

Flashazo

Dios dijo: 'hágase la luz'.

Y en la prístina foto salió tan sobre-expuesto que hasta la fecha nadie ha podido ver su rostro.

Pending issues

A continuación, una lista de cosas que me gustaría hacer:

1. Escribir mis últimos comentarios sobre la lectura de Ampliación del campo de batalla de Houellebecq, que si me estaba gustando allá por la página 12, acabó por extasiarme cuando rondaba las últimas frases.

2. Conseguir todos los libros de Houellebecq para leerlos ahora que termine el libro de cuentos de guerra de Maupassant.

3. Leer de nuevo y masticar con ganas esa Bola de sebo: dulce, deleitable y amarga al mismo tiempo.

4. Darme el lujo de reseñar un libro que vi en El Péndulo hace una semana: La inmadurez: la enfermedad de nuestro tiempo, de Francesco Cataluccio, editado por Siruela.

6. Saltarme un número en mi listado.

7. Conseguir todos los libros de la Nothomb para leerlos cuando termine con Houellebecq.

8. Leer más y escribir menos.

9. Diseñar un método eficiente para recolectar las notas rojas de El Universal.

10. Encontrar e invadir una casa silenciosa en alguna parte de Normandía, donde mi mujer y yo podamos trabajar (escribir, ensayar), la una a lado de la otra, con tres gatos, cinco perros y dos bibliotecas.

11. Sorprender a David Lynch quedándose dormido durante la exhibición de su más reciente película.

12. Terminar esta lista.

13. Mantenerme ecuánime durante los tres o cuatro días que quedan para que termine el cierre de la revista.

14. Postear una foto.

***

Cosas que he cumplido ya: 6 y 12.
Cosas que probablemente nunca cumpla: 8 y 11.
Cosas que son deseadas, si bien no tan probables: 10, 11 y 13.
Cosas que en realidad no quiero cumplir: 5.
Cosas que hago justo ahora: 14.

lunes, 18 de junio de 2007

Money matters

Mis vecinos siguen gritándose en miles de pinches y pocos pesos. Ojalá se vuelvan sordos. En tal caso, aprenderían a gritarse por escrito, y me dejarían en paz de una vez por todas.

viernes, 15 de junio de 2007

Rento departamento, previa cita

Abren sus piernas sin quejidos, las bisagras del 303. A las once, una ventana parece tapiada por la pesada cortina azul marino. El sol, que afuera es violento, se rehúsa a estampar su delicado amarillo en las losetas del piso, enfermas de vitiligo. La Doña –que viste un disfraz de cuerpo humano, remedo de Rubens tatemado– despierta a su hijo deforme con el interruptor del fondo: su departamento en renta se despereza, bañado en la luz congelada de un foco.

Las paredes tienen la pátina de los humores ajenos, y en suma, pienso que la última capa de pintura provino de una olla, preñada de frijoles, que explotó. De los muebles de la sala hay poco que decir: rosados como flor en primavera, aunque mullidos como señorita vieja, con ese halo de cosa que siempre fue reliquia. Frente a mí, una mesa con intención de ser blanca, con la superficie mordisqueada por los golpes de trastes y trastazos. Un pelotón de sillas, disminuido por tanto soportar el peso celulítico de varias nalgas, se ofrece a la vista del ya incomodado visitante: donde hubo tejido de rattan, hay ahora un vacío de estómago anoréxico. La belle époque se desecó en esta catacumba, y sus tejidos muertos han formado la suave tela que cubre todo, incluido un piano osteoporósico.

Pero lo mejor está por venir. Al fondo-izquierda, una habitación permanece cerrada. La Doña, nunca tan optimista, advierte a su añorado inquilino, con voz de sirena tuberculosa:

- Y esa puerta no se abre. Ahí están las cosas de La Señora.

Doy tres pasos atrás, de la mano de mi esposa. Sonreímos, y las bisagras vuelven a cerrarse. Ya encontramos locación para nuestra película de horror. Nuestra casa, la seguimos buscando.

***

Publicado previamente en Insuficiencia Letrosa

miércoles, 13 de junio de 2007

Lugar común

Dicen por ahí, "Mi casa es tu casa".
La mía no es casa: es depa.
Mi depa no es tuyo: será nuestro.

jueves, 7 de junio de 2007

Pessoa, guía de turistas

Mi más reciente adquisición. Lisboa: lo que el turista debe ver, libro fuera de la norma en la colección del polifacético Fernando Pessoa. Publicado por Verdehalago, con la traducción de Miguel Ángel Flores.

Alguien que me lleve, por favor. La saudade me invade.

Mal de Montano

Con el calor, quizá, o por los mosquitos, la epidemia ha crecido.

A nosotros ya nos han diagnosticado. Hemos sido confinados en el pabellón.

miércoles, 6 de junio de 2007

Mis vecinos

Eso pasa cuando los papás no corren a sus hijos de la casa.

Arturo tiene, qué será, más de cuarenta años. Está medio calvo y canoso. Es feo, aunque se mantiene en forma. Todas las mañanas sale por la puerta blanca del edificio amarillo con sus ridículos shorts deportivos, una playerita desgastada y su tapete de yoga. Va al Parque Hundido. Yo lo he visto ahí. Nunca lo he visto corriendo, sudando o haciendo lagartijas. Siempre lo veo platicando. Generalmente con muchachas de treintaipocos años, quedadonas, musculosas pero sin gracia. Arturo me da hueva.

La ventana de mi cuarto (que funciona también como oficina de redacción, sala de prensa y de proyección, espacio recreativo, dormitorio matutino de Romina y, por las noches, como centro ceremonial privado) da directamente a la entrada de la casa de Arturo. La puerta se abre. Veo la cabeza de Arturo, con sus ojos demenciales, sus arrugas. Oigo, dentro, la voz de su madre, con quien tengo no pocos conflictos (la señora es una metiche). La Bicha (la gata bizca y fea de mis vecinos) hace sombra en mi ventana. Los padres de Arturo hablan, con su voz cascada, y hacen cuentas, y recuentos. Él le dice que se calme. Ella sigue su monólogo. Una musiquita de elevador new age flota en el ambiente. Se me atora en el píloro. Me indigesta la cotidianidad de mis vecinos.

Hace quince minutos llegó la madre de Arturo, quejándose de alguna dolencia. Arturo, como siempre, la regañó. Esta vez fue porque la señora tomó un taxi en el Wall-Mart de Félix Cuevas y, al bajarse, le extendió un billete al conductor. El taxista le preguntó si no tenía cambio. El viaje había costado doce pesos. Ella pensó que le había dado un billete de veinte. El billete era azul, pero no de veinte sino de mil pesos. Arturo, aquí, se desquicia. Grita, se enerva, regaña a su progenitora, sube la voz, le dice necedades. Ella intenta defenderse, pero su escaso vocabulario y su pobre concepción de sí misma no le permiten decir más que un reiterado 'ya, ya, ya' que suena a alarma de despertador descompuesto.

Me pregunto por qué todos los pleitos de mis vecinos serán sobre cuestiones monetarias. Me pregunto por qué tienen que invadir mi espacio sonoro con melodías pseudo-tranquilizantes que contrapuntean con alaridos desgarradores de animal herido. Me pregunto por qué los papás de Arturo no le hacen un favor y lo mandan de una buena vez a la chingada.

Buenas frases

Capítulo once, páginas 48 y 49 de la sexta edición en "Compactos", de Anagrama (enero de 2006). Houellebecq o la forma narrativa:

"Esta progresiva desaparición de las relaciones humanas plantea ciertos problemas a la novela. ¿Cómo acometer la narración de esas pasiones fogosas, que duran varios años, cuyos efectos se dejan sentir a veces en varias generaciones? Estamos lejos de Cumbres borrascosas, es lo menos que puede decirse. La forma novelesca no está concebida para retratar la indiferencia, ni la nada; habría que inventar una articulación más anodina, más concisa, más taciturna".

¿Lo logrará? No lo sé. Acabo de terminar el capítulo 12 (o el 'apartado' número 12: fragmentos tan anodinos, concisos y taciturnos no parecen llevar bien un apelativo tan grave). Lo intenta, eso sí, y lo va logrando.

Fin de la primera parte. Páginas 55 y 56. Houellebecq o el retorno del desasosiego portugués:

"He vivido tan poco que tengo tendencia a pensar que no voy a morir; parece inverosímil que una vida humana se reduzca a tan poca cosa; uno se imagina, a su pesar, que algo va a ocurrir tarde o temprano. Craso error. Una vida puede muy bien ser vacía y a la vez breve. Los días pasan pobremente, sin dejar huella ni recuerdo; y después, de golpe, se detienen".

(Este tipo me cae bien.)

"Otras veces tengo la impresión de que conseguiría instalarme de forma estable en una vida ausente. Que el hastío, relativamente indoloro, me permitiría seguir llevando a cabo los gestos habituales de la vida. Nuevo error. El hastío prolongado no es una posición sostenible: antes o después se transforma en percepciones claramente más dolorosas, de un dolor positivo; es exactamente lo que me está pasando".

(Sí, me cae francamente bien.)

martes, 5 de junio de 2007

No Rain

Los melones son ciegos. El sol cae a raudales. Se me hace tarde para la escuela.

Un cúmulo de información inútil que lo único que denota es esto: su ausencia. Si tuviera su piel por la mañana, y hoy le hubiera dicho esas palabras que desbordan mis labios apretados, mirándonos los ojos sobre un vaso de infusión de té chai latte tea...

Pero su ausencia es un hoyo negro que invoca espíritus. Los resquicios de mi cerebro se pueblan de microbitos.

Más obsesiones

Tarde llego a Houellebecq, cosa que a nadie le importa (que yo llegue, que él sea Houellebecq, que llegue tarde, que esté leyendo Ampliación del campo de batalla).

A veces, por toda respuesta a la pregunta '¿por qué te gusta este libro?', digo 'porque está chistoso'. Los gatos amarillo-verdosos-fosforescentes de la portada son chistosos. El estribillo "¡Si enseño las piernas peludas / es para darme ese gusto!" es chistoso. La fábula de las vacas bretonas es chistosa. El ánimo melancólico-juguetón de la voz que narra es chistosa. No sé en qué consiste o cómo se forma 'lo chistoso'. Mi aproximación es fenomenológica.

"La escritura no alivia apenas. Describe, delimita. Introduce una sombra de coherencia, una idea de realismo. Uno sigue chapoteando en una niebla sangrienta, pero hay algunos puntos de referencia. El caos se queda a unos pocos metros. Pobre éxito, en realidad.

¡Qué contraste con el poder absoluto, milagroso, de la lectura! Una vida entera leyendo habría colmado todos mis deseos; lo sabía ya a los siete años. La textura del mundo es dolorosa, inadecuada; no me parece modificable. De verdad, creo que toda una vida leyendo me habría sentado mejor.

No me ha sido concedida una vida semejante".


Cualquiera diría que me estoy reponiendo de mi obsesión con Lynch. En el fondo, no puedo dejar de pensar en Amélie Nothomb (que, por belga francófona, le corresponde un lugar más alto en mi devocionario personal). Hoy o mañana iré por Antéchrista, o quizá por Métaphysique des tubes. Podría ser un combo que incluya, de paso, su primera novela, Hygiène de l'assassin, y Stupeur et tremblement, con su título tan romántico, tan Sturm und Drang, tan kierkegaardiano. No sé si deba leerla siguiendo algún orden. En última instancia, empecé por el final.

(Mis obsesiones se manifiestan contra mi voluntad, y aunque comienzo hablando de Michel, termino refiriéndome a Amélie. Menos mal que no he hablado de Lynch... hasta ahora).

La elección dependerá de la lluvia.

viernes, 1 de junio de 2007

Y sigue el carnaval

Chorros de pálido amarillo salpican las calles.

Pronóstico del tiempo: días de sol sin cortapisa, cielos despejados, chubascos (de sudor ajeno) aislados.

***

Tengo migraña. Las náuseas se me acogotan en la garganta, la mirada no se está quieta, caen los párpados a media asta. Abandono el edificio, camino por la calle groseramente soleada, el olor del suadero se me encaja en la nariz y me acompaña hasta cruzar Insurgentes. Democráticamente hago fila para recargar mi tarjeta. Introduzco un billete de veinte: la máquina lo escupe. Volteo el billete, lo introduzco: lo echa de nuevo. Volteo el billete, lo introduzco: lo echa de nuevo. Una rubia artificial, voz meliflua por delante, se ofrece: "si quieres te lo cambio por dos monedas de diez". Le doy las gracias con un mugido emitido desde mi dolor de cabeza. Introduzco la moneda: éxito.

Dejo pasar el primer camión articulado. Aunque sí hay un hueco para mí, no es mi intención viajar al cobijo del sobaco de algún mensajero mal pagado que desayunó gorditas de chicharrón. Un minuto, dos minutos, una llamada de mi mujer, punzadas en la cabeza, tres minutos, en el horizonte otro microbús. Me subo.

DE QUÉ FORMA SE DEBE EVITAR SER ODIADO O DESPRECIADO
Con los ojos clavados en las líneas del libro, el Chico-Pelos-Erizados se las ingenia para continuar tan provechosa lectura entre la panza de un oficinista y las mechas oxigenadas de la secre con uñas carmesí. Sonrío. Un tipo sentado tres filas más atrás me mira sonreír. Hago un pivote magistral, esquivo la inquisitiva mirada y clavo la mía en el tomo de pastas duras y rojas que trae el Señor-de-Corbata a mi izquierda: Shakespeare, Enrique VI, las casas de Lancaster y York... Las palabras aisladas confabulan en mi mente para sacar a la superficie algo que había olvidado: debo leer la tercera parte de la tragedia isabelina para entender los antecedentes de mi obsesión (que en noviembre cumple 10 años): Ricardo III. Un par de neuronas chocan sus dendritas: sinapsis. Seguro que el Duque de Gloucester nunca leyó un libro como el del Chico-Pelos-Erizados. O sí, y se meó de la risa, y sus orines bajaron por los troncos patizambos hasta formar un charco que sirvió de espejo para Ricardo, el Tercero. Dudo un segundo sobre si debería mamonear un rato y exhibir mi Nothomb forrada en amarillo-crema de Anagrama: Biografía del hambre. Mi separador está ubicado en el lugar exacto donde Amélie cuenta cómo fue que se volvió anoréxica. Lo pienso otra vez. No, mejor dejar hacer, dejar pasar. Ya tengo suficiente con mi propia anorexia.

Un biiiiip me taladra el cráneo y vuelve el malestar. Se ha subido un Tipo-Serio-con-Gafas que viste un libro económico comprado en los anaqueles subterráneos de Gandhi.

ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS.
La complejidad

¿Un libro sobre la psique femenina? El pesado cuerpo de Señor-Sin-Cara me estorba para seguir leyendo. Su abdomen me habla en lengua grasa: 'Jush, jusch, a mirar para otro lado'. Va y avienta mi vista hasta la tapa siguiente:

El proceso
Franz Kafka

Kafka y Camus se me confunden en la cabeza. Falta de mielina. Las drogas destruyen. Leí El extranjero hace varios años, y todo el asunto del juicio se me quedó tan grabado que, para mí, fue Alberto y no Francisco quien escribió algo sobre un proceso.

La migraña no cede. Ya me quiero bajar, ya me quiero bajar, ya me quiero bajar. Me aturden los ruidos, me lastiman los colores, me enoja mi dolor. Los gritos de esos sordos no son la excepción: que tú me dijiste, pero ella se enteró, cómo le iba a decir con las manos vendadas. (Traducción libre a partir de referencias personales).

Félix Cuevas
Al fin. Qué delirio. Las puertas se abren de par en par frente al beso enternecido de dos mujeres que se aman, pulsera de arcoiris en la muñeca. Quiero vomitar. El único amor que conozco es el que yo tengo por ella. Lo demás... Lo demás está allá afuera y no me interesa. Si me interesara, podría no ser cierto. Si fuera cierto, ¿cómo lo podría conocer? Podría estar soñando. Podría ser una gran burla. Demasiado escepticismo. Necesito una sombra.

Cruzo Insurgentes de nueva cuenta, con mis piernitas de foquitos verdes moviéndose sobre el contador en amarillo: treintaitrés, treintaidós, treintaiuno... Llego a la base. Me deslizo sobre adoquines rojos. Hambre y náuseas se conjugan en un verbo intransitivo: vivo. Dos Repartidores-Casco-Naranja corretean como cachorros de tigre. Ah, la exhuberancia de la vida, los excesos de la vida, lo superfluo y deleitable de la vida, que hoy no puedo disfrutar porque...

Que sube que baja
que no sé que pasa
que a la reina
le duele el corazao.

Que no es el corazao:
le duele la cabeza,
le duele la cabeza
de tanto vacilao.

Jaque... mate.