Carôle tiene algunas ideas sobre la vida. Las mismas ideas que tenemos todos. A veces se fastidia por el tráfico, y otras veces le sonríe a un vendedor de fichas Amigo que le desea un buen día. En ocasiones tiene algunos pensamientos políticos, pero no demasiados. Por lo general, está contenta. Sólo en ocasiones se le ve seria, como si estuviera pasando por un mal momento o como si tuviera problemas de estreñimiento. La gente -su gente de a diario, como su jefe y sus compañeros de trabajo, e incluso la recepcionista de su oficina, que es una mujer con uñas rojas- sabe poco sobre su vida privada. Saben que vive con su madre y con un hermano. Saben que tiene un Clío plateado modelo 2005. Saben que no tiene novio y que le gustan las rosquillas de Dunkin' Donuts. Pero no saben mucho más. Tampoco están interesados en saber más, aunque piensan que es una buena chica.
Anoche, Carôle tuvo una jaqueca. Se tomó dos aspirinas antes de ir a la cama. Hoy despertó francamente mejor. Mañana se va de vacaciones. Eso la hace sentirse bien, aunque no sabe si estará haciendo frío en Houston. En la oficina revisará el estado del tiempo y le llamará a su madre para informarle cuál es la temperatura pronosticada para los días que estarán de viaje.
Hace rato, Carôle me llamó. Estaba llorando. Me dijo que la disculpara, pero que no me podría alcanzar para comer. Le dije que no había problema. Luego colgó. O yo colgué. Entonces fue cuando pensé que los pensamientos de Carôle son más profundos de lo que yo pensaba.
miércoles, 31 de octubre de 2007
Breve sobre Carôle
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 15:45
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