Un día, sólo uno en toda mi vida, desperté agitado. Yo, que solía dormir boca arriba y así mismo recibir cada mañana; yo, que nunca arrugaba las sábanas ni mis ropas de noche; yo, que jamás había hecho que rechinara mi cama de madera... desperté en el suelo, boca abajo, desnudo y con mi camisón de noche amarrado de una pierna.
Había tenido un sueño.
jueves, 26 de julio de 2007
Biografía de un tercer falso camaleón
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 16:55
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