miércoles, 11 de octubre de 2006

Post-intempestivo

Día despejado. 7:20 de la mañana.

Así, callada, tranquila. Tus ojos cerrados, tu boca, tu piel. Toda tu piel me hace falta, toda. Eres perfecta así, y también luego, y antes. Pero sobre todo tus ojos, tus ojos. Lo primero de ti son tus ojos quedos cuando ves a media luz, tus ojos gritones, el café tostado de tus ojos. Y tus olores, tus escandalosos olores por el cuello, la espalda, las corvas, los pechos. Olerte es saborearte. Comerte. A bocados pequeñitos, meterte en mí. Tenerte dentro. Llevarte conmigo. Te huelo y eres mía.

Se cierra la puerta y el cuarto vuelve a quedar a oscuras. Romina se pasea por el borde de la ventana, y no maúlla por no despertarla.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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