Los personajes de este blog no hemos dormido últimamente y, por lo tanto, estamos alterados. Y tomamos red bull. Y nos alteramos aún más. Y pensamos en el vacío, en la atracción por el vacío, gritamos y damos pataletas al aire. Como niños que retozan sobre la hierba, sólo que veinte años mayores: un tanto más ridículos resultan los movimientos, aunque la proporción de las extremidades es más armónica (los bebés siempre me han parecido deformes, no offense).
La noche se ahonda y me traga. Adiós.
martes, 10 de octubre de 2006
Noche veinte
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 19:09
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