sábado, 30 de junio de 2007

Confesiones de sábado por la noche

Estoy, por decir lo menos, extenuada.

Sin saliva por tanto hablar, con la confianza repartida en catorce porciones individuales y adivinando una migraña o simple jaqueca por falta de alimento. Desfallezco. Lo sé porque ni siquiera tengo ganas de leer. Y tan en gracia que me estaba cayendo el librito de cuentos de Maupassant. Ni modo. Mejor dormir, antes de empezar a creer que Beckett hablaba en serio.

1 comentario:

Tormentas dijo...

lee a murakami para que no se te ande cayendo el libro...

o si te interesan mucho las virtudes literarias y la estructura y todo eso mejor no