- Sácate a la fregada.
- Me saco a la fregada.
- Mjm, bai.
Pip-pip-pip-pip. Click.
Oquei, oquei, entonces no. Nadie más. Sólo eso: el cervantino. Cervantes, muerto, me quita a mi mujer. Mi mujer, viva, se ofrece como víctima propiciatoria en el altar de los espectáculos otoñales de Guanajuato. Y yo, yo me saco a la fregada.
El camión, levantando una enorme nube de polvo, se aleja por la carretera. Volverá el veintidós, el veintitrés o veinticuatro de octubre. Volverá el veintitrés. Seguimos en cuarentena. Y no, Ascatazuna no tenía razón. Cómo iba a tenerla, pordiós, si es una actriz italiana, bien fashion.
martes, 3 de octubre de 2006
Segunda intempestiva
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 12:09
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