El 15 de diciembre se murió la Lola, la perra que más ha querido a mi papá. Cáncer de páncreas, vaya usté a creer. Eso debería darle sólo a los humanos, a los que no quieren a los perros, pero no a los perros, y menos a los que quieren a los humanos.
La casa se siente vacía sin ella. La extraño. Torreón ya no es lo que era. Me falta mi perra.
Choncho también extraña a Lola. Era su hermana. Y a mí me da tristeza ver a Choncho. Siento su tristeza como si fuera mía. O, mejor dicho, veo mi tristeza reflejada en los ojos del perro. El perro no me dice nada, pero sé que sufre. O... mejor dicho... imagino que sufre para no sufrir sola.
sábado, 27 de diciembre de 2008
Lola is dead
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 16:58
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2 comentarios:
lo siento mucho de verdad... un abrazo
ucha.
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