La típica persona que mete papeles importantes entre las hojas del libro que está leyendo en el momento.
La típica persona que, un día al mes, se angustia porque no encuentra un papelito.
La típica persona que, tras padecer la angustia de ese día, decide (otro día, lejano al primero) sentarse frente a su escritorio y vaciar todos los recovecos (cajones, libros, cuadernos, agendas, bolsos, bolsas, bolsillos) por donde ha ido dejando cartas del banco, anuncios, postales, comprobantes de pago, recordatorios, recibos de honorarios, copias, calificaciones, tareas de alumnas, avisos de juntas, documentos oficiales, boletos del cine, recuerditos de ese día soleado o de la primera noche que...
La típica persona que se consigue una gran bolsa de plástico para depositar las tiritas de papel, después de romper meticulosamente trescientos ochentaidós comprobantes, postales, anuncios, cartas inútiles... etcétera.
La típica persona que, al cabo de la titánica tarea, siente que ha desalojado bastante su lugar de trabajo, pero que todavía sufre la angustia porque, oh mi dios, no ha encontrado el papel por el que inició toda la búsqueda, el reacomodo y la trituración de celulosa.
La típica persona que se promete, en voz baja o incluso en silencio pero con firmeza, que no volverá a meter papeles importantes entre las hojas de un libro.
La típica persona que busca un archivero grande y bonito en una de esas papelerías grandes que parecen supermercados, pero que después no compra porque sabe que tiene uno en su casa y que sólo es cuestión de arreglar bien todas las carpetas contenidas en él.
La típica persona que queda exhausta después de su limpieza de otoño y que ya no quiere saber más de papeles, hojas, folletos, folletines, recortes de prensa, impresos... etcétera.
La típica persona que, después de vivir varias veces esto mismo, sabe que el ciclo se repetirá incesantemente, ineluctablemente, hasta el final de los días o, al menos, hasta el final de sus días.
La típica persona: ésa soy yo.
martes, 21 de octubre de 2008
Soy
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 12:15
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Jajajaja... Eres, sin duda, un cronopio mi querida Tinajas...
atípicamente compulsiva... como típicamente los somos todos... besos helados desde BCN
siempre pasa.
eres la típica! ;)
me pasa igual, pero mi manía es: no guardar nada! Y, típico, te lo piden dos días después.
Publicar un comentario