Se acaba octubre. Hace un frío de enero, pero se acaba octubre. Quiero hibernar. Todo mi cuerpo está dispuesto a meterse entre las cobijas y a no salir de ahí hasta que la marmota deje de asustarse al ver su sombra. Pero no, claro que no. Rompimos el equilibrio natural y ahora no podemos darnos esos lujos. Trabajo, consumo, deudas, trabajo, consumo, deudas. Se acaba octubre, y lo único que quiero es que no se acabe nunca.
martes, 28 de octubre de 2008
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