se desborda de papeles.
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Mi angustia crece cada vez que me llega un estado de cuenta, un recibo telefónico, un aviso del SAT. Papeles y más papeles que no sé dónde poner ni cómo ordenar. Los importantes, los pierdo. Los que no sirven están perfectamente archivados. Odio los papeles. No sé si también odio las cartas. Ni un fin de semana más sin limpiar este desmadre. Este desmadre... sigh... He llegado a pensar que el desmadre y yo somos una unidad. Cuando llego a esa conclusión, no sé si siento alivio o coraje.
miércoles, 20 de febrero de 2008
No sólo el cesto de basura del baño
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 08:29
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