jueves, 6 de septiembre de 2007

Afinidades conceptuales

No supe cómo titular esta entrada. Mejor dicho, antes de pensar qué escribiría, pensé en esa conjunción de dos palabras (sustantivo + adjetivo), un tanto pomposa, pero también mamona. Si me preguntaran por qué llegó la idea a mi cerebro, respondería que lo ignoro. Y no mentiría.

Estoy dislocada. Fuera de lugar. Con la cabeza en siete lugares simultáneamente (se va mi pixie tengo estreno del perro del hortelano faltan menos de tres semanas y mi madre me dijo que venía pero mañana debo depositar dinero para comprar el linóleo y los pantalones del vestuario tengo que mandarme hacer una blusa mientras, claro, la revista no puedo escribir los artículos estoy atorada mañana doy clase de literatura como suplente qué feo que hayan atropellado a esta mujer las calles son peligrosas en esta maldita ciudad de méxico me zurra vivir aquí pero ya qué se le va a hacer).

Para distraerme, quizá, o quizá para no pensar en lo que debiera pensar y que me agobia, entré al hace mucho tiempo no visitado blog de mi amigo Guillermo. Le di una ojeada rápida, deteniendo los ojos en las fotos más que en los textos (porque Guillermo escribe bien, pero a veces me aburre un poco tanta seriedad y literatura y reseñas y libros). Luego di click en el link que conduce al blog de Mariana, la que se va a París a trabajar y a estudiar, la que me encontré en un banco hace dos días, la que fuera editora de Istmo, la que escribe con minúsculas solamente. Y ahí sí me detuve a leer su reflexión sobre las risas en el messenger, un tema que hace poco estuve a punto de escribir aquí, y que no lo hice porque no me dio tiempo o porque consideré que no alcanzaría a expresar lo que pienso al respecto o tal vez porque no pienso demasiadas cosas a ese respecto. Y entonces me di cuenta que no hacía falta pensar demasiado o tener las palabras adecuadas para decir lo que uno piensa, y ni siquiera demasiado tiempo. Uno va y escribe (o viene y escribe), y ya. Lo de más, diría la Pixie, es lo de menos.

Así que finalmente sí sé por qué escribí "Afinidades conceptuales", y me doy cuenta que erré en el adjetivo, porque quizá debí titular esto simplemente "Afinidades blogueriles" o "Afinidad de pensamiento". Y punto.

3 comentarios:

Guillermo Núñez dijo...

Me siento herido.

María Fernández-Aragón dijo...

No te sientas... herido.

A.V. dijo...

Si te gustan las imágenes de Guillermo, deberías visitar el blog de su jefe/amigo/escritor miklos.

La convergencia de guillermo es genial. Mucho más entretenida que sus textos.