miércoles, 28 de febrero de 2007

Who's Afraid of Virginia Woolf?

En lugar de güisqui, una cerveza. Noche, eso sí, aunque no tanta: apenas son las nueve. Estoy vestida de Orlando vestido de mujer. Géneros aparte, la obra de Albee me pone en puntos suspensivos. La luna a mitad del cielo. George apunta el revólver contra la nuca de Martha; ella gira sobre su eje y mira al fondo del cañón; él aprieta el gatillo, BOOM, y un agujero enorme, sanguinoliento y viscoso se dibuja donde antes había una nariz. El cuerpo se desploma: la broma fue demasiado lejos. Despierto. Ja, ja, ja, JA. Los abismos del corazón humano son fascinantes.