Amanezco sin saber dónde ni qué ni quién. Paseo la mirada por toda la habitación. Vuelvo a cerrar los ojos. Sueño.
- ¿Has visto cómo duerme?
Despierto nuevamente. Todo sigue igual. Nada se ha movido. Vuelvo a cerrar los ojos. Sueño.
- Tiene la cara de un maldito ángel.
Despierto nuevamente. Algo se talla contra la ventana del cuarto. No puedo levantarme. Vuelvo a cerrar los ojos. Sueño.
- Los gatos están en celo otra vez.
- Eso veo.
Despierto nuevamente. Hay ruido detrás de la puerta. Un olor a comida llega a mi nariz. Incapaz de mover los labios. Vuelvo a cerrar los ojos. Sueño.
- Hice pasta.
- Habrá que guardarle un poco... para cuando despierte.
- Si despierta.
Despierto nuevamente. Es de noche. Alguien ha dejado un plato con comida en el escritorio. No sé qué comida es. Vuelvo a cerrar los ojos. Sueño.
- Me gusta.
- Lo sé.
- A ti también.
- Lo sé.
Despierto nuevamente. Cae una ligera llovizna nocturna.
- Digamos que es un surmenage à trois.
- Deja en paz los juegos de palabra.
- Los dejo en Paz.
- Ahí vas otra vez.
- Fue la última, lo juro.
Vuelvo a cerrar los ojos. Sueño.
sábado, 21 de octubre de 2006
Ligera llovizna nocturna
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 21:33
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