- Me dejaste esperando.
Parece no advertir mi presencia, así de inexistente soy a veces. El hombre deja su sombrero en el perchero y camina hacia la ventana. No observa nada en particular: sólo la gente que pasa, y el mar. Deja que el viento le roce la cara con displicencia. Luego gira con gracia, la observa. Por un instante, me siento resguardada en el anonimato al que ambos me han lanzado. Se meza los cabellos, él. Hay un brillo particular en su rostro, algo de una violencia salvaje.
- Te dije que no iría.
Ella se ha puesto el vestido con prisa. Se acerca a la puerta. Alcanzo a oler sus caderas, sentada en la silla desde donde observo la escena a la que no he sido invitada. Deja caer uno de sus aretes en mi mano justo cuando él ha hundido sus narices en el armario.
- Como quiera que sea, estoy aquí...
Un arete antiguo, con una perla.
- ... y me voy contigo.
El último resplandor del sol abandona el cuarto. En una tímida penumbra, él -con dos vestidos colgados de su brazo izquierdo- la arrebata de mí y desaparece con ella por la puerta. El arete se resbala de mis dedos espantados.
miércoles, 30 de agosto de 2006
Saraband
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martes, 29 de agosto de 2006
El pie derecho
No, no tengo frío. Dormí con la ropa mojada, pero no es frío lo que tengo. Este entumecimiento debe llamarse de otro modo. ¿Cómo? Veo mi pie derecho. Lo veo pero no lo siento. Quisiera saber si estoy vivo. ¿A dónde se fue todo el mundo? Este silencio me incomoda. ¿Cómo es que amanecemos con tanta calma después de una tormenta como la de anoche?
El encendedor rojo, desaparecido. Adrián no se mueve.
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domingo, 27 de agosto de 2006
La voz de Mert
Mediodía.
- Ten years ago, I knew I would see her again. She told me that. She said she would go to Vienna to see me.
Sudor cayendo sobre su frente.
- She didn't. But, well, that doesn't mean anything.
Mert voltea hacia su compañero de viaje, un negro gigantesco que pone cara de estarlo entendiendo.
- I'm still waiting for her, still waiting for her to come and find me any given day. Just any day. Could be right now.
Los ojos desorbitados de Mert, sus manos ansiosas. El negro comprende que se trata de una mujer. Síntomas tan comunes hacen sencillo el diagnóstico del muchacho blanco que, por cierto, empieza a resoplar. Su voz, aunque entrecortada, suena melodiosa, piensa el negro.
- I wonder if she'll find me.
Mert, antes animoso, avanza con paso lento. Es fatigoso cargar una mochila como ésa, bajo el sol del trópico. Los mosquitos zumban constantemente. ¿Qué busca, a todo esto? Junto a un arroyuelo, el negro hace señas. Tomarán un descanso. La siguiente parte del viaje será cuesta arriba.
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sábado, 26 de agosto de 2006
Cometa Pojmansky
- Soy caprichosa, pequeña, efímera... y hago pipí.
Ella sonríe. Sus cejas espesas. Sus piernas. Abre grandes los ojos, los entorna luego. Voltea a un lado, como para no darme demasiada importancia. Estoy sudando. Tomo un cigarro de la mesa. Meto la mano al bolsillo. Olvidé el encendedor. Cualquiera diría que estoy nerviosa.
- A los cometas no se les corretea. Se les deja pasar.
Oigo pasos fuera del cuarto. La madera cruje. También puedo oler el humo de un habano.
- ... y se les admira...
La perilla gira lentamente.
- ... y se les pide un deseo.
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viernes, 25 de agosto de 2006
El encendedor rojo
No puede estar lloviendo tanto. Tendría que haberle dicho lo que pienso, lo que de veras pienso. Tal vez sólo tengo miedo. Estoy metido en una película futurista de los años noventa -así que finalmente tenían razón-; algo de la trilogía Europa de Von Trier camina bajo mis pies, posiblemente The Element of Crime, aunque no estoy seguro que sea futurista. Admito que me quedé dormido después de que el tipo ése se folló a la linda chica sobre el cofre de un Volkswagen. Una buena escena, debo decir. En todo caso, me estoy mojando. Sería mejor meterme al auto. Debí decirle lo que pienso, creo yo...
Un encendedor rojo resbala de los dedos de Adrián. Cae al agua.
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