Mediodía.
- Ten years ago, I knew I would see her again. She told me that. She said she would go to Vienna to see me.
Sudor cayendo sobre su frente.
- She didn't. But, well, that doesn't mean anything.
Mert voltea hacia su compañero de viaje, un negro gigantesco que pone cara de estarlo entendiendo.
- I'm still waiting for her, still waiting for her to come and find me any given day. Just any day. Could be right now.
Los ojos desorbitados de Mert, sus manos ansiosas. El negro comprende que se trata de una mujer. Síntomas tan comunes hacen sencillo el diagnóstico del muchacho blanco que, por cierto, empieza a resoplar. Su voz, aunque entrecortada, suena melodiosa, piensa el negro.
- I wonder if she'll find me.
Mert, antes animoso, avanza con paso lento. Es fatigoso cargar una mochila como ésa, bajo el sol del trópico. Los mosquitos zumban constantemente. ¿Qué busca, a todo esto? Junto a un arroyuelo, el negro hace señas. Tomarán un descanso. La siguiente parte del viaje será cuesta arriba.
domingo, 27 de agosto de 2006
La voz de Mert
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 19:31
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