martes, 9 de septiembre de 2008

El país del shling-shling.

Hace daño leer sobre "políticas públicas" antes de desayunar. No sé si es una cosa de la edad, de los tiempos o de la alimentación que uno lleva, pero últimamente estoy enojada con... ¿el país?, ¿el gobierno? No sé. El punto es que investigué los sueldos de los mandos altos y medios (con sus "compensaciones garantizadas", sus aguinaldos de 40 días y sus primas vacacionales, sin contar con las prestaciones que no pude bajar de la red). Luego me quedé pensando, as I often do.

Ah, la transparencia. ¿De qué carajos sirve?

Toda mi inquisición comenzó porque leí que van a asignarle más recursos a la seguridad y menos al campo en 2009. "Oh, estos estúpidos", pensé. Ajá, con esa soberbia lo dije en mi cabeza. Menos dinero al campo significa más migración, tanto interna como al extranjero. Si no se invierte en el crecimiento agropecuario, ¿a qué va a quedarse la gente a vivir en el campo? ¿A ver morir sus vacas y a cosechar cinco frijoles al año, para que después no los pueda vender porque, oh sí, Míster Wal-Mart compra productos importados mucho más baratos? A veces, sólo a veces, me pongo un poco rojilla con esto. A veces, sólo a veces, me lamento de no haber continuado mi carrera en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM para tener los pelos de la burra en la mano cuando lanzo semejantes teorías al aire. Digo a veces porque luego también sé que eso no hubiera ayudado en nada. No tengo alma de grillo. No se me da. Yo lo único que quiero es que se utilice el dinero del Estado —es decir, nuestro dinero— para construir escuelas y hospitales, carreteras, ferrovías, desarrollos agropecuarios ("orgáaaanicos", si quieren)...

Ah, pero no. Todos estamos muy tranquilos en nuestras zonas de confort. Que la empresa para la que trabajo no es mía: qué importa, me dan 20 días de vacaciones al año. Que mi jefe me zurra y no lo tolero al muy cabrón prepotente: qué importa, aquí me pagan mejor que en otras partes. Que tengo que hablarles a los de ADT para que vengan a enrejar y electrificar mi casa para que detecten si entran arañas a mi propiedad y para que cuando me roben lo hagan con armas de alto calibre: qué importa, preferible vivir con miedo en la capital a morir de tedio en provincia. Que ahora hago una hora y veinte en lugar de cuarenta minutos cuando voy a dejar al niño al colegio porque ya hay muchos autos aquí: qué importa, en otras partes no hay Antara ni Santa Fe ni todos esos hermosísimos lugares a donde voy para hacerme a la idea de que todo está bien, shling, deslizando mi tarjeta de crédito por aquí, shling, deslizándola por allá, shling, endeudándome hasta por las siguientes cinco generaciones, shling, no me importa, shling, qué más da, shling, ya tengo BlueRay, shling, y ahora tengo zapatos con nombre italiano hechos en un país oriental, shling, y mi hijo va a la mejor escuela de la ciudad, shling, y necesito conseguir un guarura para que no me lo vayan a robar, shling, a mi hijo quiero decir, shling, el guarura no me importa, shling, que él se cuide sólo, shling, para eso trae pistola, shling, y que la sirvienta ya me traiga mi Nestea con Sweet 'n Low, shling, porque vivo con los nervios de punta, shling, y necesito relajarme un poco, shling, porque ah cómo sufro, shling, y a mi marido ni lo veo, shling, porque el pobrecito trabaja diario, shling, hasta los sábados, shling, y a veces los domingos, shling, para darnos todo esto, shling, nuestra vida de clase media, shling, y para que el próximo año al fin pueda estrenar camioneta, shling, porque la que traigo es del año pasado, shling, y el niño se aburre porque todavía no le pongo tele con DVD en la parte de atrás, shling... shling... shling.

—Disculpe, señora... su tarjeta no pasa.

Pues yo me largo. Conmigo no cuenten. Esto no es vida, y no entiendo cómo es que podemos tolerarlo, un día sí y otro también, y hacernos de la vista, no gorda sino ciega, cuando estamos estacionados en Patriotismo, viendo la nube de humo sobre nuestras cabezas flotar.

This used to be a nice place to live in.

1 comentario:

Mario Gensollen dijo...

A causa de la edad querida, no lo dudes un sólo segundo...
Ayer leía el Reforma, y no pude. Salté a los Deportes, con lo mucho que me gustan, y hasta con eso se me amargó la mañana...
Sólo nos queda el exilio...
¿A qué tierra nos llevará el navegante Tinajero?