Se rascó la cabeza. Vaya tipo. Quiero decir, vaya tipo que ha resultado ser este Tinajero. Como muchos de nosotros, tiene sus patologías; a veces le huelen los pies, aunque la mayor parte del tiempo no es así; ocasionalmente sufre de mal aliento; el insomnio lo ataca algunos domingos y muchos martes; se lava los dientes y, aun así, podemos anticipar que la nicotina los dejará negros muy pronto... Pero, pero no es esto lo que quería decir.
Tinajero, decía, se rascó la cabeza. Había actuado mal. "Mal", pensó. "He actuado mal". Luego siguió pensando, como hacemos todos, de manera confusa y poco distinta, viendo o escuchando palabras en un espacio mental que, si le preguntaran, no dudaría en localizar llevándose una mano a la frente. De pronto, recordó otro pensamiento, uno más rancio y, ése sí, más claro y distinto: "Nos enseñan cómo debemos querer a las personas". Y se estancó ahí. Hubiera querido seguir, pero bien sea por deficiencia intelectual o falta de ánimo, ahí se detuvo. Ya no se rascaba la cabeza para entonces. Todo volvía a estar en calma.
***
Y, sí, no hay quinto malo.
martes, 17 de junio de 2008
Quinto intento (para/por/según/sin/so/sobre/tras) retomar la escritura cotidiana en el blog
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 15:48
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2 comentarios:
Por fin, en qué quedamos, si Tinajero transmutó en hembra, quién actuó mal ¿él o ella?
me ha gustado este quinto, quizá el sexto sea mejor.
:D
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