Al final de mis días, esto quiero cantar:
La versión televisada, con pecho henchido, mirada en el horizonte y potentísimas erres, aquí (no se puede pegar directo y se tarda en cargar, pero todas esas molestias valen la pena).
No, rien de rien,
No, je ne regrette rien.
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni le mal, tout ça m'est bien égal!
Ajá, ajá.
Ah, y antes de que vengan los amargosos a amargarle la vida a otros, una notita pequeñita: puedo cantar esto sin que me tiemble la voz porque, oh sí que sí, je ne regrette rien. Aujourd'hui et toujours.
lunes, 26 de mayo de 2008
Como el mismísimo gorrión
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 20:10
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9 comentarios:
La Tinajero, aunque lo oculte, también anda en su versión de "Shiny happy people"... jajajajaja...
la piaf es para puras reinas
a las lagartijas se les regenera todo
los dictadores degeneran todo
disculpa yo puse una cara triste y salieron miles...
Ah, los aires del dictador. Hay tanta tela de donde cortar que... Hitlercito llegó, dejó miles de caras tristes y luego, ¿qué hizo? Claro está: las suprimió. Aunque no lo quisiera, aunque "se arrepienta", tenía que actuar así. Si no me equivoco, eso se llama "necesidad histórica". También podemos suprimir la síalba "si".
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