Camino por las calles de un barrio, algo como la zona que está arriba de Copilco, por Las Torres. Hay muchas escuelas de natación, muchos callejones irregulares. Perros, gente. Sigo caminando (como si supiera a dónde voy, y quizá lo sepa). Llego a un restaurante. Es 14 de febrero. Hay dos parejas en la entrada, esperando que les asignen la mesa que reservaron. Una de las parejas pidió que le dejaran una sola mesa en el salón principal. La otra pareja se conformó con una mesa normal en el área normal. Ambas parejas se ven muy jocosas y jacarandosas. Chavos fresas sin mucho dinero, que debieron recurrir a este restaurante marginado para celebrar a lo grande su San Valentín. Me pregunto si en el salón grande se hará una entrega de anillo de compromiso. No lo sabemos. Quizá ni la pareja amiga lo sabe. Yo estoy ahí de espectadora, as always. Con hambre, creo. Antes, en el sueño, pasé por un supermercado. Ignoro si compré algo. Quería comprar un queso, algo lácteo, o tal vez un sandwich. No lo sé. Antes... antes hice algo más... Nevermind.
Después de comer ahí voy a casa de mi abuela paterna, a la que nunca voy (ahora puedo decir que, por lo menos, la visité en sueños). El lugar se parecía a su casa de San Ángel, sobre todo por los abundantes muebles de madera (eso de "abundantes muebles de madera" suena a que eran muebles frondosos, y no, me refiero a que eran muchos). Tomé un baño. Estaba un primo ahí. Pienso que una de las parejas que estaba en el restaurante incluía a uno de mis primos, y que con él fui a dar a casa de mi abuela. No sé. Yo estaba dormida, ¿cómo voy a saber?
miércoles, 26 de marzo de 2008
Dreaming, once again
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 07:02
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