Mantuvimos una conversación, a más de 4 mil kilómetros de distancia y varios husos horarios de diferencia. Lo trivial, lo acostumbrado, lo reciente, lo rancio: todo pasando por satélites y llegando a través de Skype. El güero, que todavía firma "H,S,B,", como yo todavía firmo sogh. El manematico. Aún lee La Jornada, y yo sigo haciendo teatro, como cuando nos conocimos, en un aula del Tec: él con su camiseta blanca y sus greñas largas, sus gafas que le daban un aire a Lennon, aunque no eran de aros redondos. Yo, como siempre: sin estilo definido, siendo éste, precisamente, mi estilo.
Cuánta agua ha pasado debajo de estos puentes.
Se dice poco, a pesar de la buena hora y cuarto que charlamos, mientras él comía pasta y ensalada con brócoli, y yo moría por un cigarro. Dijimos poco, después de todo.
Y es que, aunque he apilado un montón de cosas sobre ese recuerdo, ahí, en el fondo, sigue viviendo esa noche en medio del desierto.
domingo, 28 de octubre de 2007
A heart-shaped box
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 15:42
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2 comentarios:
9441 km. aproximadamente, entre Mixcoac y Beuel, los respectivos barrios.Y la firma va con comas y no puntos. Ras.
Danke. Había olvidado ese detalle. Y eso de medir distancias no se me da muy bien.
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