Hoy, el día del sismo que no sentí pero soñé, me desperté para ir de inmediato a la computadora. No pude resolver lo único que en verdad me interesaba (ver un MMS que me habían mandado), así que me puse a pendejear un rato (imagino que esa palabra no está considerada por la RAE). (Me he equivocado: sí está. La RAE es sabia y omnicomprensiva). Vi las noticias y me asusté porque en el Reforma leí 'Suspenden servicio de Hotmail y MSN'. Digo que me asusté y fue cierto, como suele pasar con la gente que sólo oye las noticias a medias, en mi caso porque aún no he pagado al estúpido 'rotativo' la cuota que exige para acceder a una información que debería ser pública. En fin. Me asusté, y luego se me bajó el susto cuando sí pude entrar a mi cuenta en hotmail (donde, por otra parte, no tengo casi nada de importancia).
Mandé un mail. No desde hotmail, sino desde yahoo. Siempre he preferido mi cuenta de yahoo, llámenlo nostalgia. Por cierto, hace poco me di cuenta que perdí para siempre mi primera cuenta de correo en yahoo: sogh_78@yahoo.com. Es algo triste, sin duda. Millones de millones de palabras, unas dirigidas a mí y otras que yo había dirigido a álguienes diversos, se han perdido sin remedio. ¿En dónde? No lo sé. Siempre me lo he preguntado. ¿Habrá una enorme computadora en alguna parte del mundo que todavía tenga esta información pero que se niegue a recordarla para mí? ¿Podré sobornar a alguien para que me deje recuperar mis cartas de amor y desamor, mi pasado electrónico (oh qué estúpida que fui al confiarle a ceros y unos mi memoria emocional, mi educación sentimental)? Supongo que he perdido datos importantes con esa cuenta, pero no estoy preocupada ahora porque no he necesitado esos datos. Cuando llegue ese día, cuando necesite esa información, cuando deba recurrir al pasado y por toda respuesta tenga un 'hemos esfumado tu estúpida cuenta de correo porque la dejaste de usar tres meses' (¡tres meses! si la tuve durante años... y me la quitan por ¡tres meses! de no usarla)... entonces gritaré. Pero no ahora que es tan temprano y que acabo de mandar un mail por mi otra cuenta de yahoo. Me libré finalmente del 'sogh' que atraía a tantos metiches a preguntar lo típico, lo obvio: 'y, ¿qué significa?'. No responderé ahora, como no respondí entonces.
Mandé un mail y respondí a otro. Los dos a la misma persona. Después abrí otra pestañita en mi navegador (oh grandiosa iBook, tan amigable) y, ¡pop!, se me ocurrió hacer algo que nunca había intentado. Googlearme (esta palabra seguro no existe en la RAE, aunque uno pueda googlear a la RAE: la RAE niega aquello que le sirve, oh ingrata, oh soberbia). Pero googlearme como María Tinajero, porque mi nombre real es mi identidad secreta: yo, la del acta de nacimiento, no soy nadie. I'm nothing at all. Me googlee y oh sorpresa, aparecí. María Tinajero. O, mejor dicho (y con redoble de tambores, por favor), 'Los falsos camaleones de Tinajero el Navegante'. Me emocioné un poco, luego leí quiénes eran las otras Marías Tinajeros (éstas quizá sí se llaman así, ¿no les parece emocionante?): una enfermera y una experta en hurones. Guau. Una experta en hurones. Yo tengo camaleones (falsos) y ella tiene hurones (¿verdaderos?). También hay un tal José María Tinajero, pero ése no me ha importado mucho. Suena a nombre de numerario, y ya he tenido suficiente de eso en mi vida.
viernes, 13 de abril de 2007
María Tinajero
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 06:48
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