Ah, la vida del actor, que en todo halla placer y contento. Si un pájaro le zurra en la cabeza, piensa que es signo de buena suerte. Si la mujer que ama le manda un sms que dice 'break a leg', no responde con insultos, y tampoco responde con un muy polite 'gracias' porque entonces perdería efecto el conjuro para atraer la buena suer--, ejem, el éxito en la función.
Ah, la vida del actor, tan a salto de mata, tan improvisada, tan fugaz. Cómo me gusta dedicarme a esto. Los nervios, las palmas de la mano sudorosas, la piel de gallina, el estómago revuelto, la inquietud que produce saber que hoy estrenamos. Ah, esa sensación de vacío, la mente en blanco -'¡olvidé todos mis textos!, ¡de veras!, ¡se me va a olvidar todo!'-, la angustia que ocasiona pensar que todo saldrá mal, y la confianza que da saber que probablemente no será así.
Ah, la vida del actor. Quién fuera yo.
sábado, 6 de enero de 2007
To break a leg and still be happy
Publicadas por María Fernández-Aragón a la/s 14:18
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