martes, 25 de septiembre de 2007

*** AMABLE RECORDATORIO ***

Quienes aún no han ido a ver El perro del hortelano, tienen exactamente dos días para hacerlo (viernes y sábado), si no quieren ser despachados al más ardiente infierno de mi aquiléica cólera. ¡Vayan, o serán perseguidos!

¿Los datos? Dos posts más abajo.

Perro que estrena no muerde...

... ni postea
ni habla
ni piensa
ni lee
ni duerme
ni se enferma ni se mejora...

Perro que estrena... tampoco nada.

martes, 11 de septiembre de 2007

*** ATENTO AVISO A LOS LECTORES DE ESTE BLOG ***
Se les invita cordialmente al estreno de una obra de teatro donde actuó yo. Los insto a que vayan. Es una obra de muy buena calidad, con grandes actuaciones (soy objetiva, en serio) y un tema apasionante: los celos y el amor. Vayan, o serán castigados con las llamas ardientes de mi desprecio.

EL PERRO DEL HORTELANO
De: Lope de Vega
Dirección: Enrique Singer



¿Dónde?
Teatro Casa de la Paz
Cozumel 32, Col. Roma

¿Cuándo?
Viernes 21 de septiembre, 20:00 horas.

Después daremos algunas funciones más en ese mismo lugar. A las que me interesa que vayan son éstas:

Viernes 28 de septiembre, 20:00 horas.
Sábado 29 de septiembre, 19:00 horas.

Lleguen temprano. Lleven sus credenciales de estudiantes o maestros (el boleto está en más o menos 50 varos). Inviten a sus amigos. Obliguen a sus alumnos a verla (después de todo, es un clásico del Siglo de Oro). No se arrepentirán. Y si se arrepienten, peor para ustedes.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Con alambres

'Mi vida pende de un hilo', 'está detenido con alfileres': dos expresiones que me van muy bien en estos días en los que me he visto obligada a conectarme a internet por medio de un cable telefónico que penetra mi computadora por su orificio vaginomódem. Violada, sí, con una chunche metida en su ranura, mi Tinajero no anda tan rápido como solía. Antes surcaba los aires, süave, airoportuariamente.

¿Ella qué culpa tiene de la sicosis de una ex-rumi?

Ninguna. Aquí pagan justos por pecadores.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Afinidades conceptuales

No supe cómo titular esta entrada. Mejor dicho, antes de pensar qué escribiría, pensé en esa conjunción de dos palabras (sustantivo + adjetivo), un tanto pomposa, pero también mamona. Si me preguntaran por qué llegó la idea a mi cerebro, respondería que lo ignoro. Y no mentiría.

Estoy dislocada. Fuera de lugar. Con la cabeza en siete lugares simultáneamente (se va mi pixie tengo estreno del perro del hortelano faltan menos de tres semanas y mi madre me dijo que venía pero mañana debo depositar dinero para comprar el linóleo y los pantalones del vestuario tengo que mandarme hacer una blusa mientras, claro, la revista no puedo escribir los artículos estoy atorada mañana doy clase de literatura como suplente qué feo que hayan atropellado a esta mujer las calles son peligrosas en esta maldita ciudad de méxico me zurra vivir aquí pero ya qué se le va a hacer).

Para distraerme, quizá, o quizá para no pensar en lo que debiera pensar y que me agobia, entré al hace mucho tiempo no visitado blog de mi amigo Guillermo. Le di una ojeada rápida, deteniendo los ojos en las fotos más que en los textos (porque Guillermo escribe bien, pero a veces me aburre un poco tanta seriedad y literatura y reseñas y libros). Luego di click en el link que conduce al blog de Mariana, la que se va a París a trabajar y a estudiar, la que me encontré en un banco hace dos días, la que fuera editora de Istmo, la que escribe con minúsculas solamente. Y ahí sí me detuve a leer su reflexión sobre las risas en el messenger, un tema que hace poco estuve a punto de escribir aquí, y que no lo hice porque no me dio tiempo o porque consideré que no alcanzaría a expresar lo que pienso al respecto o tal vez porque no pienso demasiadas cosas a ese respecto. Y entonces me di cuenta que no hacía falta pensar demasiado o tener las palabras adecuadas para decir lo que uno piensa, y ni siquiera demasiado tiempo. Uno va y escribe (o viene y escribe), y ya. Lo de más, diría la Pixie, es lo de menos.

Así que finalmente sí sé por qué escribí "Afinidades conceptuales", y me doy cuenta que erré en el adjetivo, porque quizá debí titular esto simplemente "Afinidades blogueriles" o "Afinidad de pensamiento". Y punto.